El alfabeto y las matemáticas

LUZ DE TERESA Y RENATO ITURRIAGA. REFORMA

El libro de texto gratuito “Nuestros Saberes” para segundo año de primaria repite los mismos errores que el de primero. Sin esperar gran cosa de él, logra decepcionarnos. En el primer libro había once páginas de matemáticas, en este segundo hay sólo siete, pero ni por eso está libre de errores. Peor aún, más allá de no estar dirigido a niñas y niños, de las lecciones narrativas, de las omisiones y los errores de matemáticas, y probablemente de otras disciplinas, no hay un hilo conductor.

El hilo conductor relaciona los conocimientos, le da sentido a lo que se va aprendiendo, integra las diferentes disciplinas, es el reflejo de la propuesta pedagógica. Es difícil pensar que, con tan malas unidades, lecciones o cápsulas pueda haber una estructura global coherente. Como dirían las abuelas, “No hay buena sopa con malos ingredientes”. En efecto, cuando se pide en un ejercicio multiplicar cuatro mangos por dos mangos, se cometen errores a muchos niveles.

En primer lugar, la respuesta “correcta” a esta pregunta es ocho mangos cuadrados. Si quieren saber qué es un mango al cuadrado, pregúntenle a quien escribió el libro. No corrige lo que pretende arreglar, porque al querer explicar lo que significa la multiplicación dándole un contexto, inventan algo que no tiene sentido alguno. Para no hacer “árida” la multiplicación la disfrazan de mangos, en lugar de llenarla de significado. Como, por ejemplo, simplemente preguntar si tenemos dos niñas con cuatro mangos cada una, ¿Cuántos mangos tenemos? ¡Esto es multiplicar!

En segundo lugar, la cápsula está desconectada de la cápsula “Razón” que aparece poco después (veremos que por azar). Compara mediante una división, dos números, diez manzanas y cinco niños. Si se usara el mismo tipo de objetos en cada una de las lecciones saltaría claramente la relación entre la multiplicación y la división. El contenido del libro no es el resultado de una reflexión, de un proyecto didáctico; sin coordinación, se dejaron las cosas al azar.

El concepto de razón, proporción, fracciones equivalentes, regla de tres están a un pasito que, sin embargo, los alumnos tardarán la primaria y la secundaria en entender. La multiplicación de cuatro por dos es el primer paso de una cadena de pifias que llega muy lejos. Requiere de un proceso de abstracción que pasa por entender que en primera instancia la multiplicación es “una suma abreviada”, 4×2 es sumar 4 con 4, 4×3 es 4+4+4 y así sucesivamente.

¿Es esto solamente un mal ejemplo? Ojalá así fuera. Gran parte del libro de matemáticas de segundo grado está formado por secciones llamadas de “exploración”. En cada una de ellas hay una gran variedad de conceptos de chile, de dulce y de manteca que se pretenden “depositar”, en el sentido más criticado por Freire, en los alumnos. Y ¿cómo se ordenan estos conceptos? Pues no hay orden conceptual, están como si estuvieran al azar. ¡Están en orden alfabético! Para ejemplo, un botón:


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Salud . . . . . . . . . . . . . .105
Secuela. . . . . . . . . . . . 105


Así el inexistente hilo conductor evita que se relacionen e integren los conocimientos, que tenga sentido. Su inexistencia es reflejo de una propuesta pedagógica igualmente inexistente o en el mejor de los casos descuidada y aleatoria. Quienes hicieron estos libros no se dieron el tiempo de pensar.

Renato Iturriaga y Luz de Teresa (@LuzDeTeresa1) son ex presidentes de la Sociedad Matemática Mexicana e investigadores en Matemáticas.