(CARL ZIMMER. THE NEW YORK TIMES)
Los científicos han observado encuentros sexuales entre miembros del mismo sexo en más de 1500 especies animales, desde grillos y erizos de mar hasta delfines mulares y bonobos.
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Algunos investigadores han propuesto que este comportamiento ha existido desde los albores del reino animal. Pero los autores de un nuevo estudio sobre miles de especies de mamíferos esbozan un panorama diferente, argumentando que el comportamiento sexual entre integrantes del mismo sexo evolucionó cuando los mamíferos empezaron a vivir en grupos sociales. Si bien este comportamiento no produce descendencia que transmita los genes de los animales, los investigadores plantearon que sí podría ofrecer otras ventajas evolutivas, como atenuar los conflictos.
“Podría contribuir a establecer y mantener relaciones sociales positivas”, afirmó José Gómez, biólogo evolutivo de la Estación Experimental de Zonas Áridas de Almería, España y uno de los autores del nuevo estudio.
Pero Gómez advirtió que el estudio, publicado el martes en la revista Nature Communications, no podía aportar demasiados detalles sobre la orientación sexual en los seres humanos. “El tipo de comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo que hemos utilizado en nuestro análisis es tan distinto del observado en humanos que nuestro estudio no puede proporcionar una explicación para su expresión en la actualidad”, afirmó.
Por lo general, los estudios previos sobre el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo han consistido en observaciones minuciosas de una sola especie, o de un pequeño grupo de ellas. Gómez y sus colegas, en cambio, buscaron los grandes patrones evolutivos que originaron ese comportamiento en algunas especies, pero no en otras.
Los investigadores analizaron las 6649 especies de mamíferos vivos que surgieron de antepasados parecidos a los reptiles hace unos 250 millones de años. Tras examinar la literatura científica, identificaron cuáles habían mostrado conductas sexuales homosexuales, definidas ampliamente, desde cortejos y apareamientos hasta la formación de vínculos duraderos.
Los investigadores obtuvieron una lista de 261 especies, aproximadamente el 4 por ciento de todas las especies de mamíferos, que mostraban estos comportamientos homosexuales.
Según el análisis, los machos y las hembras tenían casi las mismas probabilidades de mostrar comportamientos sexuales homosexuales. En algunas especies, solo lo hacía uno de los sexos. Pero en otras, como los guepardos y los venados de cola blanca, tanto machos como hembras exhibían comportamientos sexuales homosexuales.
A continuación, los investigadores estudiaron cómo surgió este comportamiento en los mamíferos. Observando un árbol evolutivo, descubrieron que las especies que lo practicaban estaban dispersas por las ramas del árbol, lo que sugiere que el comportamiento se originó de forma independiente en cada linaje.
“Con los datos disponibles en la actualidad, parece que ha evolucionado varias veces”, afirmó Gómez.
Los investigadores concluyeron que los primeros miembros de los principales grupos de mamíferos vivos, como los primates o los felinos, probablemente no tenían conductas sexuales entre individuos del mismo sexo. A medida que evolucionaron nuevos linajes, algunos de ellos empezaron a mostrar este comportamiento.
Los simios, por ejemplo, se separaron de otros primates hace unos 25 millones de años. Desde entonces, han desarrollado una tasa mucho mayor de comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo que las especies de las ramas más antiguas de los primates, como los lémures.
Luego, Gómez y sus colegas buscaron los rasgos comunes que compartían estas ramas que mostraron esos comportamientos sexuales. Un análisis estadístico del árbol evolutivo reveló que tendían a ser especies sociales en lugar de solitarias.
Paul Vasey, primatólogo de la Universidad de Lethbridge, en Canadá y quien no participó en el estudio, dijo que varios investigadores que han estudiado el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo han planteado la hipótesis de que la evolución de los grupos sociales lo había favorecido. Pero estudiaban especies individuales, no se fijaban en todo el árbol de la vida.
“Para cualquiera que esté familiarizado con la literatura, no creo que sea una gran sorpresa ver que el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo está relacionado con la socialidad”, dijo Vasey. “Es agradable ver esta conclusión respaldada por los métodos utilizados por los autores”.
Vivir en un grupo social ofrece muchas ventajas a los mamíferos, como una mejor protección frente a los depredadores. Pero también crea nuevos retos. Las sociedades de mamíferos pueden formar jerarquías, por ejemplo, en las que los animales de rango superior mantienen a raya a los de rango inferior a través de la violencia. Pero estos conflictos pueden provocar la fractura del grupo, lo cual perjudica a todos.
Según Gómez, el comportamiento sexual entre individuos del mismo sexo podría ser una de las formas que tienen los mamíferos de gestionar sus inestables mundos sociales. Para los mamíferos puede ser una manera de formar vínculos y alianzas, reconciliarse tras una pelea o desviar la agresión para convertirla en cortejo.
Pero Dieter Lukas, biólogo evolutivo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Leipzig, Alemania, y quien no participó en el nuevo estudio, se mostró escéptico ante esta conclusión. “En conjunto, los resultados de este estudio no me convencen de que exista una única explicación para el comportamiento homosexual”, dijo.
Su escepticismo se debe en parte a los datos en los que los científicos basaron su estudio. Las dificultades que plantea la observación de animales en estado salvaje pueden hacer que se pase por alto el comportamiento homosexual en algunas especies. “Será mucho más fácil observar si el comportamiento se produce si los individuos se encuentran en campo abierto y activos durante el día”, dijo Lukas.
Marlene Zuk, bióloga evolutiva de la Universidad de Minnesota que no participó en el estudio, elogió a los investigadores por centrar su estudio solo en los mamíferos, en lugar de en todo el reino animal. “Estamos intentando alejarnos de una explicación que aplique para todos”, afirmó.
En abril, Zuk y Jon Richardson, investigador postdoctoral de su laboratorio, propusieron una explicación diferente del comportamiento homosexual basada en un experimento con grillos. Demostraron que los grillos macho a veces emiten cantos de cortejo e intentan aparearse con otros machos y con ejemplares más jóvenes.
Como los grillos no viven en grupos sociales, este fenómeno no puede explicar el comportamiento que documentaron Zuk y Richardson. En vez de eso, los grillos, y quizá muchas otras especies, presenten comportamientos sexuales entre individuos del mismo sexo como parte de una estrategia para aprovechar el mayor número posible de oportunidades para aparearse.
Zuk comparó la estrategia con un detector de humo. “Uno quiere un detector de humo que sea lo bastante sensible como para detectar todos los incendios”, dijo. “Y, si hace eso, de vez en cuando se va a activar cuando se te queme algún alimento”.
Carl Zimmer escribe la columna Orígenes. Es autor de 14 libros, entre ellos Life’s Edge: The Search For What It Means To Be Alive. Más de Carl Zimmer