JONATHÁN TORRES. EXPANSIÓN
En términos económicos, mientras la comentocracia considera que hay más negativos que positivos, la apuesta del partido es consolidar lo ya hecho y hasta endurecer la narrativa en ciertas políticas.
El plan económico está en marcha: consolidar los trabajos de la autollamada Cuarta Transformación. Además, el Proyecto de Nación 2024-2030 traerá buenas noticias para ciertos grupos y muy malas novedades para otros: un boom de inversiones en infraestructura, cascada de oportunidades por el nearshoring, pero también más impuestos para los más ricos y para las empresas con altos ingresos.
A la par del proceso pre-preelectoral, corre otra iniciativa impulsada por Morena que tiene que ver con la construcción del Proyecto de Nación 2024-2030, que en su momento será entregado al coordinador nacional de los Comités de la Defensa de la (autollamada) Cuarta Transformación, rumbo a la sucesión presidencial.
Este proyecto, que en su momento recibirá el o la aspirante de Morena que buscará suceder a Andrés Manuel López Obardor, estará listo en los primeros días de septiembre. Para ello, este partido ha desplegado una serie de mesas vinculadas a temas diversos. Por lo tanto, lo que se está cocinando es un documento partidista y, aunque se reconoce que hay ciertos focos de atención (como es la relación deuda-PIB), lo que domina es una perspectiva de mantener lo que se ha ejecutado durante la actual administración y, si acaso, ajustar algunas politicas con ciertos matices.
Es decir, en términos económicos, mientras la comentocracia considera que hay más negativos que positivos, la apuesta del partido oficial es consolidar lo ya hecho y hasta endurecer la narrativa en ciertas políticas, cuesten lo que cuesten.
La mirada que aquí se expone no está escrita sobre piedra. Se trata de la visión de uno de los integrantes del equipo económico de Morena y ello significa que, de ésta y del resto de los miembros de ese staff, saldrá la plataforma económica que este partido compartirá con quien pretenda suceder al actual Presidente de la República.
“El fin no es definir el programa de un candidato. Sí es el fin definir una plataforma. Habrá un Plan Nacional de Desarrollo que tendrá su mecanismo de aprobacion y presupuestos, pero sí es importante que toda organización que se respete debe tener una plataforma que sirva de base”, explica Vidal Llerenas, uno de los integrantes del Comité de Morena para el Proyecto de Nación 2024-2030.
De arranque, Vidal Llerenas considera como punto de partida que se cuenta con finanzas públicas sanas, un entorno favorable por el nearshoring, una política laboral que ha generado buenos resultados gracias al incremento del salario mínimo y a las limitaciones al outsourcing, lo que ha permitido salarios marginalmente al alza y más empleos. “Vemos una recuperación económica mayor a la esperada y la idea es que pueda durar más tiempo y consolidar un periodo de estabilidad con crecimientos”.
En el terreno económico y de negocios, uno de los llamados de acción radica en impusar una política industrial más activa que aproveche el nearshoring, con las obras de infraestructura que se tienen y con las que están por terminarse. Mensaje entrelíneas: aquellos empresarios que se han visto beneficiados por estar cerca del gobierno y que lo han acompañado en sus grandes proyectos, pueden seguir frotándose las manos porque la cosecha de buenos negocios continuará.
“Tiene que haber más inversión en infraestructura para consolidar lo que ya está. Por ahí están pendientes una serie de ampliaciones de puertos y carreteras que conectan el norte con el sur, para que así mejore la integración con América del Norte. La idea es regular y generar flujos comerciales”, dice quien también fuera alcalde de Azcapotzalco, en la Ciudad de México. “La inversión en infraestructura será muy importante y habría que plantear alternativas privadas”.
Además, la o el sucesor de Andrés Manuel López Obrador, añade, debe impulsar una política industrial que potencie el contenido nacional y promueva el turismo, las industrias extractivas (explotación de litio), la economía circular y la electromovilidad.
Uno de los temas que está acumulando filo y que muy probablemente vendrá a agitar aún más las filias y las fobias será el intento de gravar la riqueza. El tema ha gravitado durante este sexenio, se activa y después se apaga, pero permanece. Ante la presión que registran las finanzas públicas, el partido en el gobierno endurecerá su narrativa alrededor de las fuentes para captar más ingresos. La guillotina no pretende caer sobre la informalidad. La mira está sobre otro sector.
“Es muy importante mantener la disciplina en el gasto pero tienen que considerarse alternativas fiscales. Por ejemplo, aquellas que plantean los progresistas en el mundo que tienen que ver con gravar ingresos a los más ricos y a las empresas con altos ingresos. Para eso, hay que revisar tasas”, afirma Vidal Llerenas.
¿Cuándo se cocinará la reforma fiscal? La fecha se mantendrá bajo reserva bajo el argumento de que quien tome las riendas del país tendrá, antes que cualquier cosa, revisar las condiciones e instrumentos para cocinar esta papa caliente. Pero los momios estiman que los intentos por captar más, sea como sea, tendrán lugar en 2025, durante el primer tramo del próximo sexenio.
“Tendría que ser una reforma al ingreso enfocada a empresas con grandes ganancias y habría que gravar con mayores tasas efectivas. El planteamiento de un partido progresista tendría que ser buscar cómo gravar la riqueza. Al mismo tiempo, la visión tendría que estar enfocada en gravar la propiedad con tasas efectivas comparadas con estandáres internacionales y los instrumentos específicos tendrían que ser decididos por el gobierno en turno”, complementa el político de Morena.
La plataforma económica de Morena integrará un llamado a sacarle jugo al nearshoring y a generar un mayor valor agregado con más contenido nacional, pero bajo ciertos requisitos: cumplir con las obligaciones fiscales y combatir la precariedad en la mano de obra. En resumen, si el voto en julio de 2024 favorece a Morena, vendrá más de lo mismo y con más filo, así como el aprovechamiento de una tendencia global, al estilo de la autollamada Cuarta Transformación.