El science washing mexicano a través del presupuesto público dedicado a ciencia y tecnología

(NELLY TOCHE. EL ECONOMISTA)

El término science washing o lavado de la ciencia, es utilizado cuando se simulan prácticas científicas para engañar. Normalmente, esta práctica se da desde empresas que usan el nombre de la ciencia para impulsar sus propios fines. Sin embargo, en México podría aplicarse al Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2024 y al PEF 2023, donde asignaciones financieras destinadas a otros propósitos, se maquillan como gasto en desarrollo científico y tecnológico.

A partir del año 2023, de manera atípica, se empezó a etiquetar una fracción del presupuesto dedicado a ciencia al Ramo 18, concerniente a Energía. Esto a través del Anexo 12, que incluye el Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación (PECITI). Esto no parece grave, pues a través de distintas secretarías se destinan recursos para proyectos de investigación.

El problema viene cuando ese dinero supuestamente dirigido a proyectos científicos, no tiene un fin claro y transparente, y además crece exponencialmente en cantidad sin un resultado palpable para la comunidad científica. Destaca el rubro de Energía dentro del Anexo 12, porque este año, si se aprueba el PPEF 2024, el Ramo 18 recibirá 30,422 millones de pesos, que representan un aumento nominal de 78% con respecto al monto aprobado en 2023.

Andrés Agoitia, doctorante en ciencias biomédicas y especialista en política pública en materia de CTI, explica: “Si en 2023 le aprobaron 7,000 millones de pesos a la Subsecretaría de Electricidad a través del Anexo 12 y fueron a parar a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el proyecto actual pretende otorgarle 20,000 millones de pesos, equivalente al 52% del monto del PECITI asignado al Ramo 38, concerniente al Conahcyt, cabeza del sector científico, y los centros públicos de investigación

La primera aparición de la CFE en el PECITI fue en 2020, pero es a partir de 2023, que comienza a recibir cantidades mayores y en escala. Recalca que de los 11,000 millones de pesos que recibió en el 2023 la Sener, 7,000 millones de pesos fueron para CFE. Si esto volviera a ocurrir con los 20,000 millones de pesos, CFE pasaría a ser en 2024, el tercer beneficiario de facto del dinero asignado a ciencia y tecnología, luego de SEP y Conahcyt. “La diferencia es que el dinero destinado para la SEP y Conahcyt está etiquetado y se sabe en qué se invierte: becas, SNI, Pronaces, centros públicos de investigación, universidades federales y estatales; todo este dinero es rastreable, pero lo otorgado a la CFE no es rastreable ni transparente, una vez que es entregado por Sener”, advierte Agoitia.

¿Cómo funciona este mecanismo?

En este esquema se recibe dinero a través del Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), se etiqueta través del Anexo 12 (PECITI) y lo recibe la Secretaría de Energía, quien a su vez lo hace llegar a la Subsecretaría de electricidad, que, dicho sea de paso, nunca había recibido recursos del PECITI hasta el 2023.

Luego, así como llega el dinero, éste es inyectado a través del programa 002, Coordinación de la política energética en electricidad, a través de la partida específica denominada “adquisición de otros valores a las empresas productivas del Estado” que es en este caso la Comisión Federal de Electricidad (CFE). “No es entonces casualidad que justo el programa 002 este año recibiría 20,000 millones de pesos, que coinciden exactamente con los etiquetados a través del Anexo 12, el PECITI. Cuando el programa cumple su función de otorgar el dinero, después de la transferencia, ahí acaba su objetivo, pero la partida no desaparece”, dijo el especialista.

Entonces, ¿en qué proyectos se gasta el presupuesto?, esto es incierto y un análisis adicional, explica Agoitia, pero la evidencia nos da una guía: La estrategia programática del PPEF 2024 para el Ramo 18 (Energía) establece que: para 2024, la Sener “realizará aportaciones patrimoniales de acuerdo al presupuesto aprobado a Pemex y CFE, a efecto de fortalecer sus finanzas y otorgándoles flexibilidad financiera, a efecto de que las empresas productivas del Estado puedan decidir el destino de los recursos, ya sean gasto de operación e inversión, como pueden ser entre otras, la construcción y rehabilitación de refinerías, mantenimiento a la red de distribución eléctrica, así como construcción de plantas generadoras de electricidad (…)”.

Por otro lado, a través de una solicitud de transparencia con folio 330026123000508, El Economista solicitó información respecto a la partida de adquisición de otros valores otorgada a CFE en 2023, equivalente a 7,000 millones de pesos.

La respuesta fue: “En apego a las atribuciones conferidas a esta Dirección General en el artículo 28 del Reglamento Interior de la Secretaría de Energía, se informa que de acuerdo con el Clasificador por Objeto del Gasto, la partida 73903 (adquisición de otros valores) se refiere a “Asignaciones que el gobierno Federal destina en forma directa a la adquisición de cualquier otro tipo de valores crediticios no comprendidos en las partidas precedentes de este concepto, emitidos por instituciones públicas federales, estatales y municipales; sociedades anónimas o corporaciones privadas, tanto nacionales como extranjeras, autorizadas para emitirlos”.

También se ha documentado cómo año con año la Sener ha tenido un exceso de gasto que permite entender que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) ha otorgado más y más dinero a esta dependencia.

“Es decir, cuando la CFE recibe el dinero, ya llega sin etiqueta y ellos eligen de una manera no transparente a qué proyecto dirigirlo”, concluye el especialista, “pero como este ejemplo que le sucede ahora al PECITI y su Anexo 12, seguramente les pasa a muchas otras dependencias”.

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