(DIANA GANTE. REFORMA)
México es un país con una importante actividad agrícola, lo que deriva en una fuerte oportunidad de negocio para desarrollar el mercado de fertilizantes.
Sin embargo, existen múltiples retos para ello, como el acceso al gas natural y líquidos del mismo, consideran especialistas.
Una de las apuestas del sexenio anterior fue rescatar el mercado de fertilizantes, por lo que Petróleos Mexicanos (Pemex) rehabilitó y puso en producción dos plantas de amoniaco y dos de urea.
Además, en julio pasado, la petrolera estatal y Mota-Engil anunciaron la construcción de una nueva planta de fertilizantes en Poza Rica, Veracruz, un proyecto que tendrá un valor estimado de mil 200 millones de dólares y donde se producirán aproximadamente 700 mil toneladas al año de amoniaco y urea.
La iniciativa del Gobierno anterior continuará en la Administración de Claudia Sheinbaum, ya que se proyecta el desarrollo de otras dos plantas en Chihuahua y Sinaloa.
Gonzalo Monroy, especialista del sector energético, advirtió que la producción de gas natural en el País es deficitaria, por lo que se depende en más de 70 por ciento de importaciones de Estados Unidos.
“El gas natural y los líquidos del gas son de los insumos principales, y no hay suficiente producción doméstica. Aunque importamos gas, principalmente es gas seco, y sin esos dos elementos no se puede lograr la ecuación.
“Para poder darle viabilidad a los proyectos de fertilizantes y, en general, a la petroquímica, se necesita una política de producción nacional de gas natural, lo que es difícil teniendo en la frontera acceso a los precios más bajos del gas (del mundo)”, explicó en entrevista.
Otro riesgo es el compromiso social. Monroy recordó que la recuperación de la producción de fertilizantes la impulsó el Gobierno federal, por lo que los fertilizantes del Bienestar fueron regalados a los agricultores.
De seguir por esa vía, las inversiones realizadas en el sector no tendrían retorno ni se desarrollaría un mercado competitivo.
“Solito (el mercado de fertilizantes) puede jalar como una unidad de negocio y ser rentable, pero es la parte donde choca con el compromiso social y todo el discurso, y es donde se arruina la oportunidad de negocio, pero sin esa señal de mercado simplemente se inhibe la inversión”, puntualizó Monroy.
En tanto, Adrián Duhalt, también especialista del sector, coincidió en que sí hay oportunidad para México en cuanto a fertilizantes, pero persiste el reto de tener retorno de inversiones para establecer un mercado.
“Es una de las áreas en las que Pemex y el Gobierno sí deberían poner atención, petroquímica y fertilizantes; hay un mercado enorme, en los 90s tuvimos una industria importante y la fuimos desbaratando poco a poco.
“Por ejemplo, ¿para qué queremos la planta de Poza Rica? ¿va a cumplir una función social o realmente queremos que sea rentable? Porque lo que ha hecho el Gobierno es rehabilitar plantas y la producción va destinada a Fertilizantes para el Bienestar, los cuales se entregan de manera gratuita, entonces toda esta estrategia de articular la cadena no tiene como objetivo final la rentabilidad de las operaciones, sino un beneficio social”, dijo el especialista.
Pese a la posibilidad de un mercado, Juan Carlos Anaya, director general del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), dijo que existe una discrepancia entre lo que se impulsa en el agro nacional, como cultivos sustentables y biofertilizantes, y al mismo tiempo la elaboración de fertilizantes fósiles.
“Es una contradicción total, porque por un lado estás fomentando el tema de la agroecología y fertilizantes, pero el programa de fertilizantes nacional son fertilizantes fósiles.
“Y no hay que olvidar que México no tiene la materia prima para ser eficiente en la producción de fertilizantes, en función de que el principal producto es el gas y somos deficitarios, por eso sería mejor seguirlos importando”, puntualizó Anaya.
Crédito: Maru García