(GERARDO ESQUIVEL. MILENIO DIARIO)
La estabilidad financiera del país podría estar en riesgo. No es algo que debamos minimizar. Ya vimos un ejemplo del enorme poder disruptivo que tuvieron los señalamientos del Tesoro estadunidense sobre tres instituciones financieras mexicanas. No necesitan probar nada, les basta con señalar indicios. En este momento, nadie sabe si las instituciones señaladas realmente incumplieron o no con la regulación de prevención de lavado de dinero. No importa, el daño ya está hecho. La carga de la prueba cae sobre ellas y sobre las autoridades mexicanas, quienes habrán de trabajar a marchas forzadas para identificar si existieron o no omisiones en el cumplimiento de la regulación.
Para las instituciones financieras la credibilidad lo es todo. Sin ella, la institución se puede desmoronar de la noche a la mañana. Una corrida bancaria (es decir, una salida en masa de sus depositantes) podría llevar a la quiebra de una institución. Ya lo vimos hace unos días: basta una afirmación insidiosa para que muchos agentes económicos se pongan nerviosos y comiencen a retirar sus depósitos. Esto fue lo que llevó a las autoridades económicas del país a intervenir a las instituciones. Se trata con ello de reestablecer la confianza. Sin embargo, no sabemos si esto será suficiente.
En el pasado, otros bancos han sido señalados de prácticas de lavado de dinero. Este fue el caso de HSBC en 2012, quien mediante una inversión importante de recursos y una reforma estructural de sus prácticas de supervisión y control logró salir adelante. Sin embargo, esto pudo ocurrir por el tamaño del banco y por la forma en la que se procedió: se avisó del problema, se sancionó, la institución lo reconoció y planteó una solución, la cual fue aceptada por ambas partes. Ahora no fue así: la denuncia llegó sin previo aviso. No hubo tiempo de buscar una solución alternativa.
En esta ocasión, el daño al sistema financiero estuvo acotado por tratarse de instituciones pequeñas. Sin embargo, ¿qué pasará si el día de mañana se trata de una institución mediana o grande? Es evidente que hacia adelante no podemos continuar sujetos a la discreción del Tesoro. Es crucial que nuestras autoridades se coordinen con sus contrapartes estadunidenses para atender cualquier problema potencial. Para ello, será indispensable que se establezca un protocolo de trabajo, en el que si allá existen sospechas fundadas de algún ilícito, se lo comuniquen a nuestras autoridades y éstas puedan realizar las investigaciones correspondientes. Así, si se infringieron los mecanismos antilavado, se pueden imponer las sanciones y medidas correctivas que se consideren necesarias, sin poner en riesgo la estabilidad del sistema.
Sin embargo, para que lo anterior funcione, es urgente hacer ajustes en las áreas vinculadas con estas actividades. No se puede descartar que haya habido omisiones de parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores o de la Unidad de Inteligencia Financiera. Estas dos áreas deberían tener personal altamente especializado y con la formación técnica para poder identificar posibles vulneraciones a los mecanismos de control. De otra manera, la estabilidad financiera del país podría quedar en vilo.
