(DANIEL GALILEA. EFE)
Si pensamos en un metal, probablemente nos venga a la mente una barra de hierro gris, sólida, resistente y dura; pero los metales son mucho más que un grupo de elementos químicos que son “buenos conductores del calor y de la electricidad, con un brillo característico, sólidos a temperatura ordinaria, excepto el mercurio”, como los definen los diccionarios.
La historia de los elementos metálicos y la de la Humanidad están entrelazadas estrechamente y “conocer los metales es tanto como conocernos a nosotros, señala el científico e investigador Álvaro Martínez Camarena.
De acuerdo con él, “todas las disciplinas humanas, desde la política, la religión y las supersticiones hasta la medicina, la historia, la tecnología y el arte, están conectadas entre sí y que uno de sus puntos de unión más importantes es un grupo de metales que nos acompañan desde que dimos los primeros pasos como especie”.
Martínez Camarena es doctor en Nanociencia y Nanotecnología y profesor de Química Inorgánica en la Universidad Complutense de Madrid; ha recibido diversos premios por su trayectoria académica y de divulgación científica, y es autor del libro Historia de los metales que cambiaron el mundo.
En su nuevo libro, el académico profundiza en estos materiales / Foto: Almuzara
Alma de metal
Siete metales de la Antigüedad (oro, plata, cobre, plomo, estaño, hierro y mercurio) determinan la forma en cómo vemos, entendemos y representamos el mundo, mientras que otros, conocidos como las ‘tierras raras’ son determinantes para nuestro futuro, al ser imprescindibles para el desarrollo tecnológico y energético, según explica en una entrevista con EFE.
En su libro señala que el oro es sinónimo de poder y lo han utilizado la mayoría de las religiones. ¿Por qué ocurre esto? Martínez Camarena responde que el oro es uno de los metales conocidos desde la Antigüedad, que se caracteriza por tener unas propiedades fuera de lo común.
“Es el único metal capaz de resistir cualquier condición a la que lo queramos someter (siempre y cuando no lo metamos en un reactor químico) y además no se oxida, ni pierde el brillo, ni se corroe”, explica.
Por otra parte, “es un metal muy bello, con un color y una luminosidad fuera de lo común; y que además es muy raro de encontrar”, detalla.
Señala que “el poco oro que hay en la Tierra probablemente vino de una lluvia de meteoritos que tuvo lugar hace unos cuatro mil millones de años”.
El poco oro que hay en la Tierra probablemente vino de una lluvia de meteoritos que tuvo lugar hace unos cuatro mil millones de años: Álvaro Martínez Camarena. Científico
Por otro lado, explica que el cobre es un metal esencial para las personas y que resulta tóxico solo en concentraciones relativamente altas.
“Sin embargo, para una gran cantidad de bacterias, hongos y demás organismos responsables de la generación de plagas en los cultivos, este metal es tóxico casi en cualquier concentración”, comenta.
También ha comentado que ciertos metales están detrás del gran interés que han mostrado un expresidente estadounidense, China y las fortunas de Silicon Valley en conquistar Groenlandia, que es un páramo de hielo y nieve.
“Es que bajo el suelo de esta isla del ártico se esconden los mayores yacimientos de ‘tierras raras’ por explotar que existen en nuestro planeta”, señala.
Explica que estas ‘tierras raras’ son una serie de metales estratégicos que resultan imprescindibles para el funcionamiento de nuestra tecnología, así como para la transición energética y para la transformación encaminada a una economía sostenible y digital en la que nos hallamos inmersos”.
“Estos metales son esenciales para que funcionen las turbinas de los aerogeneradores, los motores de los vehículos eléctricos (coches, autobuses, trenes), los equipos de resonancia magnética de los hospitales y los ‘smarphones’”, según enumera, recalcando que ninguno de estos sistemas podría funcionar sin ‘tierras raras’.