(J.JESÚS RANGEL M. ESTIRA Y AFLOJA. MILENIO DIARIO)
Por lo visto la 4T sigue de fiesta. O cómo explicar el silencio desconcertante del miércoles en la Presidencia de la República, Secretaría de Economía y Relaciones Exteriores ante la proclama del presidente Joe Biden, que incluye en la declaración conjunta al presidente Andrés Manuel López Obrador, para proteger del comercio desleal a los mercados de acero y aluminio de América del Norte, sobre todo de China.
En la mañanera de ayer, el presidente López Obrador reconoció el acuerdo y por la tarde Relaciones Exteriores difundió un comunicado que no va al fondo del compromiso arancelario alcanzado. En el sector privado sobresalió la división a sabiendas de que se afecta a todos los sectores que dependen de esos productos, y que es el comienzo de una política de endurecimiento comercial por parte de EU en relación con China.
El acero mexicano representa 2.5 por ciento del mercado estadunidense, mientras que el acero de EU representa 14 por ciento del mercado mexicano; con esta medida seguro los productores de EU elevarán su participación a costa de la industria mexicana. La proclama de Biden eleva los aranceles al acero y aluminio en 25 y 10 por ciento y ahora las exportaciones a EU deberán contar con un certificado de cumplimiento, con la información necesaria para “identificar los países donde se funde el aluminio primario”.
Recientemente, la Alianza para la Manufactura Americana, que integra algunos de los principales fabricantes de EU, y al sindicato United Steelworkers, indicaron que no se debe permitir “que el acero y el aluminio originarios de países que no son signatarios del T-MEC transiten por la región como medio para obtener un trato preferencial”, con referencia a China, y agregó que deben aplicarse medidas similares en todas las cadenas de suministro, en especial de automóviles, autopartes, semiconductores, metales, baterías y minerales críticos, aeroespacial, electrodomésticos, electrónica y nuevas tecnologías.
