EU castiga a China con aranceles

(REUTERS)

La elevada oferta de autos eléctricos por parte del gigante asiático ha generado preocupaciones y represalias arancelarias no solo por parte de Estados Unidos, sino también por la Unión Europea (UE), que le impondrá nuevos impuestos, y Canadá también evalúa hacerlo.

En mayo, la administración de Joe Biden decidió intensificar su ofensiva comercial contra China al anunciar un drástico aumento en los aranceles a las importaciones de vehículos eléctricos y otros productos considerados de “seguridad nacional”.

De acuerdo con la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), los automóviles eléctricos de origen chino enfrentarán aranceles del 100 por ciento a partir de este año.

Esta medida forma parte de una revisión más amplia de las políticas arancelarias de EU hacia China en el marco de la Sección 301, que busca frenar las prácticas consideradas injustas de transferencia forzada de tecnología.

A inicios de junio, la Comisión Europea anunció que a partir del 4 de julio impondrá aranceles de hasta 38.1 por ciento a autos de batería eléctrica importados desde China, argumentando que los fabricantes chinos gozan de una ventaja desleal por los subsidios que reciben de Pekín. El vicepresidente de la Comisión Europea, Margaritis Schinas, indicó que la investigación confirmó la “desventaja ilegal” que daña al sector del auto eléctrico europeo en 27 países miembros. Un estudio de Transport and Environment (T&E) indica que la cuota de mercado de las marcas chinas en la UE se disparó de 0.4 por ciento en 2019 a 7.9 por ciento en 2023 y podría superar 20 por ciento en 2027.

En el caso de Canadá, Chrystia Freeland, viceprimera ministra, sostuvo que el sector automotor de Canadá “enfrenta competencia desleal debido a la sobrecapacidad de producción decidida por el Estado chino”.

Freeland afirmó que el gobierno busca “equilibrar el terreno, prevenir la sobreoferta y los trasbordos de vehículos a través de Canadá”, cuyo sector automotor está integrado con el de EU

Sobre estos anuncios, el primer ministro de China, Li Qiang, afirmó que la fabricación de autos eléctricos chinos “enriquece la oferta global”, en mercados abiertos y con tecnologías verdes.

“Los países deberían trabajar juntos, rechazar la confrontación de bloques, mantener la estabilidad y la fluidez de las cadenas industriales y de suministro, y promover la liberalización y facilitación del comercio y la inversión”, dijo.