(GABRIEL CASILLAS. EL FINANCIERO)
Muchas personas con las que he platicado estos días ven los hechos recientes en Medio Oriente como algo “normal”, casi como “otra raya más al tigre”. En contraste, veo también muchas personas asustadas de que esta situación escaló a un nivel cercano a una Tercera Guerra Mundial. ¿Dónde considero que nos encontramos? Claramente no soy dueño de la verdad, ni analista geopolítico, pero analizando los hechos, leyendo y platicando con algunos expertos, considero que nos encontramos sin duda en un peor momento geopolítico que la semana pasada, pero que no parece que nos llevará a una Tercera Guerra Mundial. En este sentido, el impacto en los mercados financieros globales ha sido de aversión al riesgo, con una apreciación de activos considerados con un menor riesgo, como el dólar y el oro, relativo a los instrumentos con mayor riesgo. Asimismo, por ser un tema de Medio Oriente, un escalamiento geopolítico en la región también impulsa el precio del petróleo.
El consenso de analistas geopolíticos anticipa un ataque retaliatorio israelí a Irán en las póximas 48 horas. Si este ataque no provoca un escalamiento adicional, entonces es factible que los participantes de los mercados financieros “aprendan” a vivir con eso y regresen a operar con los otros temas que los han traído “de cabeza” como la disminución de la probabilidad de que el Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) recorte la tasa de fed funds este año o tratar de descifrar qué significa la reaceleración reciente de la actividad manufacturera, en particular, si ésta va a impulsar la actividad económica y generar inflación o es una normalización del choque pospandémico y al contrario, aliviará presiones del lado de la oferta y aminará las presiones inflacionarias. Así, es factible que los mercados financieros dejen de reaccionar por este conflicto, hasta que se termine o enfrente otro escalamiento.
¿Qué es lo que hizo que las acciones recientes se perciban como un escalamiento? El sábado pasado en la noche, Irán inició un ataque que duró alrededor de cinco horas. En éste, las fuerzas armadas iraníes lanzaron un ataque a Israel con alrededor de 300 drones, 120 misiles balísticos y más de 30 misiles de crucero en más de 700 puntos en diferentes ciudades de Israel. Afortunadamente el sistema de defensa antiaérea “Iron Dome” de las fuerzas armadas de Israel, asistidos por las fuerzas armadas de los Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Jordania pudieron interceptar casi en su totalidad la plétora de proyectiles que los iraníes les hicieron llegar. Desafortunadamente aún así, hubo nueve personas que sufrieron heridas de gravedad por la explosión y la metralla de los proyectiles.
¿Por qué atacó Irán? El gobierno iraní sospecha que las fuerzas israelíes llevaron a cabo un operativo el pasado 1 de abril para matar al general Mohammad Reza Zahedi, el comandante de la zona del Cuerpo de Guardias de la Revolución Islámica (IRGC) de Irán, en la Embajada de Irán en Damasco, Siria y decidieron contraatacar. Si bien se sabe que las fuerzas armadas israelíes han llevado a cabo operaciones secretas en territorio iraní en el pasado, no se sabe con certeza si fueron ellos quienes ejecutaron dicho operativo y nunca ha lanzado un asalto militar directo a Irán. Esto hace al conflicto muy distinto. No es lo mismo una serie de operativos encubiertos, así como el patrocinio de Irán con grupos anti-Israel como Hamas en la zona palestina y Hezbollah en Líbano, que una guerra abierta, como lo que acaba de iniciar Irán el sábado pasado. Asimismo, la alta posibilidad de que ambas naciones tengan armamento nuclear hace todavía más complicado el problema.
Por un lado, Israel no es parte del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares de 1991 y hay estimaciones de que podría tener entre 90 y 400 ojivas nucleares (https://www.newsweek.com/israel-iran-nuclear-weapons-jcpoa-uranium-1890306). Por otro lado, informes de la Agencia Internacional de Energía Atómica (IAEA) que se han filtrado a la prensa, estiman que en febrero del año pasado Irán se encontraba cerca de construir un dispositivo nuclear de fisión –como las bombas que utilizó EU en Japón en 1945–, sobre todo porque ya contaban con uranio enriquecido al 83.7 por ciento, muy cercano al 90 por ciento necesario para fabricar una bomba nuclear de esta naturaleza (https://cnnespanol.cnn.com/2024/04/13/tiene-iran-armas-nucleares-capacidades-desarrollo-historia-trax/amp/). En este sentido no se percibe que las capacidades nucleares entre ambas naciones sean similares.
Desde el momento en el que el ser humano ha tenido capacidad de destrucción atómica (1945), las guerras no han sido directas entre potencias con capacidades nucleares similares y los intereses que se contravienen han venido peleándose en guerras veladas (‘proxy wars’). En este sentido, considero que lo que acaba de suceder, junto con la invasión rusa a Ucrania y las tensiones geopolíticas entre China y EU, se está construyendo un ambiente de Guerra Fría 2.0, más que una guerra directa a gran escala entre Israel e Irán. Las consecuencias económicas serán las de una desglobalización (“Los 10 temas de 2024, parte II”, 19 de diciembre, 2023).