Guerra y deuda en Estados Unidos

CAERLOS TELLO MACIAS. CARTA DE VIAJE. MILENIO DIARIO

Llevamos semanas leyendo sobre la necesidad de elevar el techo de deuda en Estados Unidos. Para que no estalle una crisis que afectaría a todo el mundo. Y todavía no sabemos qué va a ocurrir.

En 2000, la deuda del gobierno de Estados Unidos ascendía a 3.5 trillones de dólares, equivalentes al 35% del PIB. Para 2022, la deuda era ya 24 trillones de dólares, igual a 95 por ciento del PIB. Según el Instituto Watson de la Universidad de Brown, el costo de las guerras emprendidas por Washington entre el año fiscal 2001 y el año fiscal 2022 asciende a 8 trillones de dólares. Si quiere superar de fondo la crisis de la deuda, Estados Unidos necesita enfrentar su adicción a la guerra y al gasto militar. Necesita enfrentar al complejo militar-industrial, el mismo que evocó el presidente Dwight Eisenhower en su famosa advertencia sobre su creciente poder, al dejar la Presidencia. Desde 2000, el complejo militar-industrial llevó a Estados Unidos a guerras en Afganistán, Irak, Siria, Libia y ahora Ucrania. Todas ellas han contribuido a agravar el problema de la deuda en Estados Unidos. Y todas han sido desastrosas para los países que las sufrieron, los cuales en principio iban a ser ayudados por Washington. Como dijo Henry Kissinger: “Ser enemigo de Estados Unidos puede ser peligroso, pero ser amigo es fatal”.

El gasto militar anual de Estados Unidos es hoy alrededor de 900 billones de dólares, alrededor de 40% del total en el mundo, superior al gasto militar de los siguientes diez países juntos. En 2022, el gasto militar de Estados Unidos triplicó el de China. Ese gasto gigantesco puede ser reducido de manera radical deteniendo las guerras de Estados Unidos y cerrando muchas de sus 800 bases militares en el mundo, y negociando acuerdos de control de armas con Rusia y China. Pero en lugar de buscar la paz mundial, y la responsabilidad fiscal, el complejo militar-industrial se dedica a asustar al pueblo americano con el espectáculo de los villanos que deben ser a toda costa detenidos. En los últimos veinte años, la lista incluye el Talibán en Afganistán, Saddam Hussein en Irak, Bashar al-Assad en Siria, Muammar Gaddafi en Libia, Vladimir Putin en Rusia y, ahora, Xi Jinping en China.

Una política exterior orientada hacia la paz sería desde luego opuesta por el complejo militar-industrial, pero no por el pueblo de Estados Unidos. Respecto a Ucrania, en concreto, los americanos desean desempeñar un “papel menor” (52%) y no un “papel mayor” (26%) en la guerra con Rusia. El pueblo americano quiere estar involucrado menos, no más, en la vida de otros países. Es la razón por la cual ningún presidente reciente ha osado pedir al Congreso un aumento de impuestos para pagar las guerras de Estados Unidos. La respuesta del público sería un clamoroso “¡No!”. Hay otros problemas que explican el problema de la deuda del gobierno. Pero el crucial primer paso para poner orden en el fisco, y así salvar a Estados Unidos, y posiblemente al mundo, es enfrentar la perversa influencia del complejo militar-industrial.

Este texto resume un artículo de Jeffrey Sachs publicado hace unos días, se puede leer en America’s wars and the US debt crisis / Pearls and Irritations.