Hay mucho que salvar

GUILLERMO KNOCHENHAUER, EL FINANCIERO

México necesita una transformación de la que el gobierno de López Obrador ha sentado algunas bases y logrado avances favorables -no todos- al país. Hasta hace algunas semanas, antes de la inclusión de Xochitl Gálvez en la palestra sucesoria, el proceso parecía que iba a ser aburrido.

Todo indicaba que la 4T tendría otro sexenio con amplio poder para consolidar las transformaciones de las que AMLO apenas ha establecido cambios de rumbo para lograr equilibrios más justos en la generación y distribución de la riqueza vía salarios y programas sociales; para tal propósito había que empezar por equilibrar el balance de poder entre el Estado y los grandes intereses que desde el mercado, dominaron la política pública; y había que hacerlo sin descomponer el equilibrio fiscal.Playvolume

En tal visión del quehacer gubernamental, la corrupción fue identificada como la principal causa de los atrasos económicos, sociales, políticos y jurídicos del país; hay que reconocer que al PRI y al PAN se les salió de control la corrupción y aunque erradicarla no es posible ni en Suiza, se ha trabajado para por lo menos, evitar los excesos.

La administración tributaria ha recortado favoritismos y privilegios que permitían la evasión y elusión de responsabilidades fiscales entre empresas y particulares de altos ingresos, causa principal por la que México ha recaudado menos impuestos que el promedio de América Latina.

Los salarios que se pagaban en México decayeron constantemente desde 1982 hasta figurar entre los más bajos de América Latina; a partir de 2020, según consigna el informe Perspectivas de Empleo 2023 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), entre finales de 2020 y mayo de este año se ha revalorizado el salario mínimo un 43.6 por ciento en términos reales, frente a 2 por ciento que es la media de la organización. Para afirmar esa tendencia a la recuperación salarial, también se ha fortalecido y democratizado el ambiente sindical.

Aunado a las mejoras salariales, los programas sociales contra la pobreza y la desigualdad también han contribuido a atemperar la inconformidad social que genera la desigualdad y con ello, los riesgos de estallidos sociales e ingobernabilidad.

Las regiones sureñas del territorio han sufrido abandono sempiterno que, además de causante de la mayor marginación y pobreza social entre los mexicanos, es un desperdicio de recursos naturales. No hay precedente del nivel de inversiones públicas hechas en esa región, las cuales deberían detonar inversiones privadas.

El Programa Nacional de Infraestructura también es muy ambicioso y a su cargo están en desarrollo cientos de obras de construcción y mejoramiento de caminos, carreteras, aeropuertos y puertos en todo el país.

También se ha pretendido recuperar soberanía como autodeterminación en energía, porque es claro que los gobiernos PRI-PAN pusieron sus intereses en privatizarla y que su táctica fue dejar que la infraestructura de Pemex y de la CFE fuera quedando inutilizable. El mantenimiento y modernización de refinerías e hidroeléctricas de ciclo combinado ha recibido recursos necesarios para ponerlas a funcionar con eficiencia.

La administración de López Obrador es de claro-obscuros de alto contraste, lo bueno es muy bueno y lo malo muy malo, pero el país no puede permitirse que se reviertan los aspectos favorables a poder vivir en una sociedad más equitativa y justa.

Las tendencias en logros y con indicadores favorables en empleos, inversiones y crecimiento económico le permitían al presidente anticipar no sólo que Claudia Sheinbaum o Ebrard lo sucedieran, sino quiénes coordinarían ambas cámaras del Congreso.

La entrada de Xochitl Gálvez a la competencia electoral modificó el escenario por razones que han sido de sobra analizadas; coincido con quienes sostienen que mientras el Presidente o morenistas más ataquen a Xóchitl, ella sumará más apoyos, y lo hará precisamente entre los sectores sociales medios y gremios de profesionistas a los que el propio AMLO ha ofendido al dar por perdida la posibilidad de convencer a los “ricos” y a las clases medias “escaladoras” sobre lo conveniente (“por el bien de todos”) de su proyecto. En 2021 esos sectores le demostraron que haberlos perdido tiene consecuencias y en Xóchitl Gálvez pueden encontrar quien los convoque y encabece.