(KEITH BRADSHER. THE NEW YORK TIMES)
En la nevada frontera de China con Rusia, un concesionario que vende camiones duplicó sus ventas el año pasado gracias a los clientes rusos. Las exportaciones de China a su vecino son tan fuertes que los trabajadores de la construcción chinos construyeron almacenes y torres de oficinas de 20 pisos en la frontera este verano.
La ciudad fronteriza de Heihe es un microcosmos de la relación económica cada vez más estrecha de China con Rusia. China se está beneficiando de la invasión rusa de Ucrania, que ha llevado a Rusia a cambiar de Occidente a China para comprar de todo, desde automóviles hasta chips de computadora.
Rusia, a su vez, ha vendido petróleo y gas natural a China con grandes descuentos. Los chocolates, salchichas y otros bienes de consumo rusos abundan en los supermercados chinos. El comercio entre Rusia y China superó los 200.000 millones de dólares en los primeros 11 meses de este año, un nivel que los países no esperaban alcanzar hasta 2024.
La guerra de Rusia en Ucrania también ha recibido un impulso de imagen por parte de China. Los medios estatales difunden una dieta constante de propaganda rusa en China y en todo el mundo. Rusia es tan popular en China que personas influyentes de las redes sociales acuden en masa a Harbin, la capital de la provincia más al norte de China en el este, Heilongjiang, para posar con atuendos rusos frente a una antigua catedral rusa allí.
Xi Jinping, el máximo líder de China, y el presidente de Rusia, Vladimir V. Putin, han hecho numerosas demostraciones públicas de los estrechos vínculos entre ambas naciones. El Sr. Xi visitó Harbin a principios de septiembre y declaró que Heilongjiang era la “ puerta de entrada al norte ” de China. Las exportaciones de China a Rusia se dispararon un 69 por ciento en los primeros 11 meses de este año en comparación con el mismo período de 2021, antes de la invasión de Ucrania.
“Mantener y desarrollar bien las relaciones entre China y Rusia es una elección estratégica hecha por ambas partes sobre la base de los intereses fundamentales de los dos pueblos”, dijo Xi durante su reunión en Beijing el miércoles con el primer ministro ruso, Mikhail Mishustin.
China ha satisfecho una necesidad crítica de importaciones para Rusia, que muchas empresas europeas y estadounidenses rechazaron después de que Putin comenzara su guerra en febrero de 2022. China ha mantenido su papel como proveedor sustituto de bienes a pesar de poner en riesgo sus estrechos vínculos económicos con muchas naciones europeas.
Antes de la invasión de Ucrania, los líderes de Alemania, Francia y otros países europeos en su mayoría dejaban de lado las diferencias con China sobre temas como los derechos humanos para enfatizar el comercio. Los funcionarios chinos, por su parte, insisten en que no deberían verse obligados a elegir entre Europa y Rusia, y que China debería tener libertad para hacer negocios con ambos.
Los mayores ganadores para China del aumento del comercio con Rusia han sido sus fabricantes de vehículos.
En una tarde reciente en Heihe, filas de camiones de carga diésel con calcomanías de osos gruñendo, un símbolo de Rusia, en las puertas de sus conductores esperaban ser conducidos a través de un puente del río Amur hacia Rusia. El puente es nuevo, al igual que los camiones, que lucían insignias de Genlyon, marca que pertenece a la estatal Shanghai Automotive Industry Corporation. La empresa, conocida como SAIC, también fabrica marcas de automóviles como MG, adquirida en Gran Bretaña.
Las ventas ayudaron a China a superar a Japón este año como el mayor exportador de automóviles del mundo. Los fabricantes alemanes como Mercedes-Benz y BMW solían ser fuertes vendedores en Rusia, pero se retiraron en respuesta a las sanciones impuestas al país por Europa, Estados Unidos y sus aliados.
Las ventas de automóviles de lujo en Rusia se han desplomado, lo que ha contribuido a una disminución en el tamaño general del mercado automovilístico del país, que ahora es menos de la mitad del tamaño del de Alemania. Pero las familias rusas pobres y de clase media baja, cuyos miembros constituyen la mayor parte de los soldados que luchan en la guerra, han aumentado las compras de automóviles chinos asequibles, según Alexander Gabuev, director del Centro Carnegie Rusia Eurasia.
Una de las razones, dijo Gabuev, son los pagos por muerte e invalidez que el gobierno ruso y las aseguradoras están haciendo a las familias de los soldados rusos: hasta 90.000 dólares en el caso de una muerte.
Rusia no ha revelado el número de muertos y heridos, pero Estados Unidos estima el total en 315.000 .
Los rusos compran casi exclusivamente coches de combustión interna. China tiene un excedente de ellos porque sus consumidores se han pasado rápidamente a los coches eléctricos.
Y la frontera terrestre significa que China puede transportar automóviles a Rusia por ferrocarril, un factor importante porque China carece de su propia flota de buques transoceánicos para exportar vehículos.
¿El resultado? Los fabricantes de automóviles chinos han acaparado el 55 por ciento del mercado ruso, según GlobalData Automotive. Tenían el 8 por ciento en 2021.
“Nunca antes habíamos visto a los fabricantes de automóviles de un solo país absorber tanta participación de mercado con tanta rapidez: los chinos recibieron una ganancia inesperada”, dijo Michael Dunne, consultor automotriz de Asia en San Diego.
Estados Unidos ha advertido enérgicamente a China que no envíe armamento a Rusia y aún no ha descubierto pruebas de que lo esté haciendo. Pero algunos equipos civiles que China vende a Rusia, como drones y camiones, también tienen usos militares.
La adopción de Rusia por parte de Beijing también ha proporcionado un beneficio modesto pero oportuno a la industria de la construcción de China. La economía ha luchado por recuperarse de las cicatrices dejadas por casi tres años de estrictas medidas de “Covid cero”.
El mercado inmobiliario está en crisis en toda China. Decenas de millones de apartamentos están vacíos o sin terminar, y nuevos proyectos se han estancado, privando al sector de la construcción del trabajo que durante mucho tiempo ha generado empleos.
“Se han construido muchos edificios, pero sin que nadie viva dentro”, dijo Zhang Yan, un vendedor de puertas de madera en Heihe.
Pero algunos trabajadores están encontrando trabajo en la frontera rusa de 2.600 millas, que hasta este año tenía escasez de paradas de camiones, centros de procesamiento aduanero, patios ferroviarios, oleoductos y otra infraestructura. La construcción avanzó rápidamente durante el verano en ciudades como Heihe, aunque se detuvo durante el gélido invierno.
Se necesitan oleoductos para uno de los productos básicos más importantes que se comercializan entre los dos países: la energía.
La energía rusa barata, que pasa por alto las sanciones impuestas por Occidente, ha ayudado a las fábricas chinas a competir en los mercados globales, incluso cuando sus rivales manufactureros en otros lugares, especialmente en Alemania, han enfrentado costos energéticos marcadamente más altos durante gran parte de los últimos dos años.
Rusia ha estado aumentando los envíos de gas natural a través de su gasoducto Power of Siberia a China y ha estado negociando la construcción de un segundo que transportaría gas desde campos que abastecían a Europa antes de la guerra de Ucrania. China y Rusia también acordaron menos de tres semanas antes de la guerra de Ucrania construir un tercer gasoducto más pequeño que transportaría gas desde el extremo oriental de Rusia hasta el noreste de China, y la construcción de ese proyecto ha avanzado rápidamente.
El oleoducto más nuevo cruzará tierras que Rusia arrebató a China a finales de la década de 1850 y nunca regresó. En fecha tan reciente como la década de 1960, China y la Unión Soviética se peleaban por la ubicación de su frontera y sus tropas se enfrentaban. En un pueblo cerca de Heihe, una estatua de tamaño mayor que el natural de un general imperial chino todavía mira fijamente al otro lado del río Amur.
Hoy Rusia y China están construyendo puentes y oleoductos que lo cruzan.
Pipas con los colores de la bandera rusa. La energía rusa barata ha ayudado a las fábricas chinas a competir.Crédito…Gilles Sabrié para The New York Times
Li You y Olivia Wang contribuyeron con la investigación.
Keith Bradsher es el jefe de la oficina del Times en Beijing. Anteriormente se desempeñó como jefe de oficina en Shanghai, Hong Kong y Detroit y como corresponsal en Washington. Ha vivido e informado en China continental durante la pandemia. Más información sobre Keith Bradsher