Las paradojas de la ENIGH

JORGE A. CASTAÑEDA MORALES. EL ECONOMISTA

Ayer se publicaron los resultados de la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares (ENIGH) para 2022, la cual es de las herramientas más valiosas que produce el Inegi, ya que permite entender a detalle el origen de los ingresos y gastos de los hogares mexicanos. Este detalle permite empezar a evaluar de forma objetiva este sexenio, tanto en la parte económica de los ingresos de los hogares como la política social.

Para evaluar ambos aspectos hay que ver la evolución de 2016 o 2018 a 2022 —con resultados de 2020 sesgados por efectos de la pandemia. En general los resultados son buenos a pesar de algunos aspectos problemáticos.

En términos de los ingresos de los hogares estamos igual que en 2016 en agregado. Ajustando por inflación, el ingreso de los hogares en 2022 fue 0.2% superior al de 2016 y 4.6% superior al de 2018. Pero esta historia va más allá del agregado. Al ver los cambios por decil de ingreso es posible observar que los ingresos del 10% más pobre de la población entre 2016 y 2022 subieron un 20.4% y entre 2018 y 2022 un 19.9; 15.7 y 13.5% para el segundo decil más pobre; y 13.1 y 11.1% para el tercer decil más pobre. Mientras que para el decil más rico hay una caída de 13.2% entre 2016 y 2022 y una de 2.2% entre 2018 y 2022. El estancamiento del ingreso observado en términos agregados se explica por una subida importante en los ingresos de los deciles más pobres y una caída de los más ricos.

Dado al crecimiento real del ingreso corriente de los hogares y su focalización en los deciles de menor ingreso, se puede anticipar una reducción considerable de la pobreza por ingresos que probablemente se encuentre ligeramente por debajo de la de 2016. Al mismo tiempo, estos resultados, por consecuencia lógica, llevan a una reducción de la desigualdad. Esta se puede observar en el coeficiente de Gini, tanto sin como con transferencias. Entre 2018 y 2022 el coeficiente de Gini bajó de 0.475 a 0.460 sin transferencia y de 0.426 a 0.402 con transferencias.

De aquí se desprenden dos hipótesis, los ingresos de los hogares más pobres subieron por los programas sociales o por un aumento salarial.

Para entender los efectos de la política social, el INDESIG publicó un reporte con resultados relevantes. De acuerdo con este estudio, la cobertura total de los programas sociales sí presenta un aumento frente al 2016, pasando de 31 a 36% de los hogares. Pero los hogares más pobres reciben menos programas sociales que en el sexenio anterior. Y, aunque la bolsa total de programas sociales se duplicó, su incidencia en el ingreso apenas aumentó. Es decir, en el sexenio anterior la política social tenía menos fondos, pero era más redistributiva que la actual. Y la causa de esto también se explica en el reporte. El programa insignia del gobierno, la Pensión de Adultos Mayores, es regresivo por su naturaleza universal. Es el único programa que aumenta su cobertura agregada, pero mientras la cobertura en el decil más pobre es de apenas 14%, en los dos más ricos es de 20 por ciento.

El análisis preliminar de la ENIGH indica mejorías sustanciales en los ingresos de los más pobres durante el sexenio, pero no necesariamente producto de la política social. La mejoría real proviene de los ingresos laborales, impulsados por aumentos al salario mínimo y cambios sindicales, producto del T-MEC. Al parecer es el mercado laboral el que mayormente ha contribuido a reducir la pobreza en el país y no los programas sociales del gobierno, los cuales, al contrario de su objetivo inicial, han sido regresivos.