(ALICIA MARÍA OCAMPO JIMÉNEZ. EL SOL DE MÉXICO)
La violencia contra las mujeres y niñas trasciende el daño físico, y hay modalidades más allá del ámbito familiar. México ha tenido avances normativos para prevenir, sancionar, atender y erradicar los distintos tipos y modalidades de violencias, armonizando el derecho interno y las políticas públicas con Tratados Internacionales, Agendas y Consensos sobre Derechos Humanos de las Mujeres, especialmente CEDAW y Belém Do Pará .
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia propone eliminar las causas de la opresión de género como la desigualdad, la injusticia y la jerarquización de las personas basada en el género a través de la perspectiva de género, para que las mujeres accedan a los recursos económicos, a la representación política y social en los ámbitos de toma de decisiones. Reconocer y erradicar las violencias contra las mujeres, sus tipos (psicológica, física, económica, patrimonial y sexual, según esta Ley) y modalidades (familiar, laboral, docente, comunitaria, institucional, política, feminicida, digital y mediática), implica atender a sus raíces para transformar las prácticas patriarcales, androcéntricas y machistas que las sustentan.
La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH, 2021) revela que 70.1 % de las mujeres encuestadas ha experimentado violencia, 39.9 % en la relación de pareja. La psicológica tiene mayor prevalencia (51.6 %), seguida de la violencia sexual (49.7 %), comunitaria (45.6%), física (34.7 %), económica y patrimonial (27.4 %). Respecto a 2016, la violencia total contra las mujeres aumentó 4%, y la violencia sexual 8.4%.
Es perentorio que pongamos fin a creencias y prácticas retrógradas que han colocado a las mujeres en condiciones de subordinación en diversos ámbitos, con la idea de que nos corresponden tareas de servicio, especialmente para los hombres y en los hogares, lo cual fue incluso justificado por pensadores del Imperio Romano diciendo que las mujeres somos “imbéciles” o ligeras de juicio; justificado también por Hegel porque como Antígona somos incapaces de participar en el ámbito político porque según él nos basamos en la ética de la piedad, y por Kant cuando afirmó que las mujeres solo podíamos ser ciudadanas pasivas, supeditadas a los hombres debido a nuestra limitada racionalidad.
México cayó dos posiciones en el Índice Global de Brecha de Género de WEF, en 2023, y es evidente que sigue prevaleciendo una miopía e incluso ceguera de género sobre la aplicabilidad del principio de igualdad en los Derechos Humanos de las mujeres, debido a la naturalización de prácticas discriminatorias y violentas contra las mujeres. Se manifiesta de diversas maneras en las familias y en las instituciones que reproducen la dominación sobre las mujeres, por ejemplo, con la búsqueda de estrategias partidistas para evadir el principio constitucional de paridad que es erróneamente considerado “cuota de género”, o acción afirmativa: no entienden que llegó para quedarse para el logro de la igualdad. Otras manifestaciones son el uso androcéntrico del lenguaje, los chistes sexistas, las prácticas de acoso y hostigamiento sexual; así como la exaltación de la fuerza y la priorización de los hombres en el ejercicio del liderazgo y en cargos de poder, en el acceso a los recursos y a los bienes en diversos ámbitos.
La desigualdad sigue siendo evidente en México y el mundo, porque aún se nos considera como “algo” de-y-para-otro, no como personas con fines propios y capacidades iguales respecto a los hombres, según Simone de Beauvoir. Evangelina García Prince siempre observó que la causa de la violencia contra las mujeres es la desigualdad en este sistema Patriarcal, por eso es imposible erradicar las violencias atacando a las violencias: debemos impulsar la igualdad, como fundamento del cambio. En efecto, la violencia contra las mujeres solo se erradicará cuando el principio de igualdad y no discriminación de los Derechos Humanos sea un hecho para las mujeres, no solo un discurso vacío de sentido para la sociedad.
Profesora, investigadora y conferencista en temas de género, doctora en Filosofía por la Universidad de Valencia. Consultora en políticas públicas para la igualdad.
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