Los datos contradicen al optimismo

(JULIO ALEJANDRO MILLÁN. EL UNIVERSAL)

Los Criterios Generales de la Política Económica 2025 plantean un marco macroeconómico bastante optimista que no se corresponde plenamente con el comportamiento que exhiben los principales indicadores en los que se basan tales supuestos. No queda claro, en este contexto, cuáles son los elementos que sostienen la proyección de un crecimiento entre 2.0% y 3.0% para el próximo año. La realidad suele ser cruda y puede arruinar proyectos que dependen de condiciones inestables.

La Secretaría de Hacienda plantea que será el consumo interno el que impulsará la economía. El indicador del consumo privado ha crecido a un ritmo de 1.3% mensual en lo que va del año; sin embargo, este crecimiento ha sido impulsado principalmente por las importaciones, que han aumentado 23.0%, gracias a un tipo de cambio favorable, lo que limita los efectos multiplicadores sobre el crecimiento. Por otro lado, el mercado laboral no muestra la fortaleza esperada; a octubre de 2024, solo se ha generado 63% de los empleos formales alcanzados en el mismo período de 2023, y la tasa de desempleo ha aumentado de 2.7% a 2.9% durante el año.

El gasto público, especialmente en infraestructura, ha contribuido al crecimiento, particularmente durante la fase de construcción; sin embargo, para 2025 se propone una reducción de 4.1%, según el PPEF, lo que podría disminuir su impacto positivo. Es importante señalar que dos tercios del gasto gubernamental se destinan a programas sociales, los cuales tienen una capacidad limitada para estimular el consumo, lo que no respalda plenamente la premisa planteada.

Finalmente, la autoridad hacendaria señala al sector externo como el gran impulsor del crecimiento para el próximo año. Las exportaciones representan 40% del PIB; sin embargo, la alta dependencia de un solo mercado ha sido reiteradamente identificada como una restricción significativa. Los Estados Unidos acaparan 78% de nuestro comercio y son nuestro principal socio comercial e inversionista; por lo tanto, la dirección que tome la relación bilateral con el nuevo gobierno estadounidense será fundamental para nuestras aspiraciones de crecimiento. En este sentido, el horizonte próximo parece complicado; las amenazas y presiones ya se están sintiendo y podrían agravarse.

Cabe destacar que la inversión extranjera directa no está mostrando las señales esperadas en el contexto de la relocalización. Al tercer trimestre de 2024, las inversiones totales crecieron apenas 1.4% respecto a 2023, destacando una continua disminución en las nuevas inversiones, lo cual representa un riesgo a largo plazo: estas se redujeron 36% anual este trimestre y 45% en el acumulado del año.

La desconfianza es también un tema central. En julio pasado, Fitch Ratings redujo su calificación crediticia de “BBB+” a “BBB”, y en las últimas semanas Moody’s ha rebajado sus perspectivas sobre la deuda soberana, advirtiendo sobre un posible recorte en el próximo año. La confianza de los inversionistas está disminuyendo como consecuencia de las políticas del gobierno; la medida más reciente y controvertida ha sido la extinción de siete organismos autónomos.

Las señales apuntan a que la debilidad se mantendrá. En el tercer trimestre, el PIB creció 1.6% anual, confirmando las expectativas de que el año cerrará con un aumento de 1.5%, muy por debajo de las optimistas proyecciones de Hacienda de 2.5%.

Por otro lado, el Indicador Oportuno de la Actividad Económica (IOEA) del INEGI, que estima mensualmente el PIB, muestra una tendencia a la baja mes a mes: la economía pasó de un crecimiento anual de 2.0% en julio a apenas 0.3% en septiembre y un ligero repunte en octubre de 0.4%, acentuando así la debilidad económica. En consecuencia, los especialistas consultados por Banxico han fijado una proyección de crecimiento para 2025 en 1.2%, contrastando con el optimismo oficial.

Los planteamientos reflejados en los Criterios Generales de la Política Económica 2025 son endebles frente a las realidades que muestran los indicadores económicos y, por lo tanto, generarán incertidumbre, volatilidad y desconfianza; ingredientes poco propicios para un desarrollo sano del país.

* Presidente de Consultores Internacionales, S.C.