Los (malos) números de la salud

(ROLANDO CORDERA CAMPOS. LA JORNADA)

Cuando el temade la salud se convierte en litigio político, mera promesa electoral o vil propaganda y no se enfoca en atender de manera integral los múltiples problemas con los que día a día se enfrentan miles, millones de mexicanos, o en garantizar los criterios de universalidad, eficacia, eficiencia y equidad –de acuerdo con la reforma constitucional de 2011– y buscar fuentes sólidas para su financiamiento, el resultado no sólo no augura nada productivo, sino que enturbia y obstaculiza el debate de fondo: ¿cómo erigir un sistema de cobertura universal de calidad que, basado en las instituciones con las que se cuenta, avance hacia la concreción de la universalidad?

Lo menciono porque el pasado 17, Ciro Murayama en su columna de El Financiero (La salud en México: realidad y manipulación) enumeró 20 puntos que desmienten (con datos obtenidos del anexo estadístico del quinto Informe de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador en 2023, como atinadamente anota Murayama para ahorrarse peroratas innecesarias) que México tenga uno de los sistemas públicos de salud más grandes y de mayor cobertura gratuita del mundo, como tuiteó la Presidencia de la República, y el jefe del Ejecutivo no se cansa de repetir que “(…) antes de que terminemos, vamos a dejar el mejor sistema de salud del mundo”, según la nota de La Jornada del pasado 19 de marzo (Antes de terminar dejaremos el mejor sistema de salud del mundo: AMLO).

Señalo algunos datos de la numeralia ofrecida por Murayama, por considerar que dan una idea clara del estado desastroso, maltratado y desatendido del sector público de salud.

En 2018 había 22 mil 615 unidades en instituciones del sector público de salud; en 2023, mil unidades menos: 21 mil 614. En 2018 se dieron 294.9 millones de consultas externas (en las instituciones del sector público) y en 2023 sólo 233.7 millones (21 por ciento menos).

Las consultas generales pasaron de 200 millones a 157 millones (21.5 por ciento) y las de especialidad pasaron de atender 46.9 millones a sólo 35.9 millones (23 por ciento). En cuanto a las operaciones realizadas, cuando en 2018 se practicaron 3.35 millones, en 2023 sólo 3 millones (10 por ciento).

No son mejores los datos para la población asegurada –que acude al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), Petróleos Mexicanos (Pemex), fuerzas armadas o a los institutos estatales de seguridad social), ya que si en 2018 se operó a 2.9 millones de mexicanos, en 2022 sólo fueron 2.2 millones (un 23 por ciento menor).

En instituciones públicas, los egresos hospitalarios se redujeron 8 por ciento entre 2018 y 2023, al pasar de 5.6 millones a 5.17 millones.

En el IMSS-Bienestar (antes IMSS-Prospera), los egresos hospitalarios pasaron de 230 mil en 2018 a 199 mil en 2023 (13 por ciento). Y entre la población asegurada de 4.7 millones a 2.4 millones, una reducción de 47 por ciento.

En el Issste, los egresos de hospitalización general en 2018 fueron 235 mil y en 2022 de 195.4 mil (17 por ciento abajo), y los de hospitalizacion especializada pasaron de 138.9 mil a 123 mil (11 por ciento).

Si el instituto atendió en 2018 a 335 mil embarazadas, en 2022 sólo fueron 256 mil (un 28 por ciento menor). También hubo reducciones en las pruebas de detección de enfermedades transmisibles y crónico degenerativas, al pasar de 17.8 millones en 2018 a 16.8 millones en 2022. Además, si en 2018 la institución ofreció 710 mil consultas de urgencias calificadas, en 2022 sólo fueron 666 mil (6 por ciento menos).

La población usuaria de servicios de salud en el sector público (al menos una vez al año) pasó de 104.3 millones en 2018 a 100.8 millones en 2023. En particular se redujo la atención de la población no asegurada, al pasar de 48.2 millones a 43.6 millones (9 por ciento).

La atención que brinda la Secretaría de Salud se redujo de 35.3 millones a 27.6 millones, 22 por ciento.

La cifra que aumentó fue la tasa de mortalidad materna (complicaciones en el embarazo por cada 100 mil nacidos vivos), que pasó de 12.9 (en 2018) a 20.56 (en 2023): un notorio 59 por ciento.

El de la salud es un tema de urgente atención, desafiante sin duda. Fragmentado, desestructurado, sin capacidad de cobertura y con una crónica falta de recursos, va al garete. Debemos ser capaces de erigir un nuevo sistema integrado, de cobertura universal, y evitar seguir parchando insuficiencias.

Mientras el Presidente y los banqueros hacen las cuentas del Gran Capitán, como sociedad tenemos que asumir la salud, nuestra salud, como un derecho humano, pero también como una responsabilidad.