Mercado laboral muestra su mejor cara al primer trimestre

GERARDO HERNÁNDEZ. EL ECONOMISTA

Los indicadores más amplios para reflejar el déficit de oportunidades laborales en el mercado se ubicaron en el primer trimestre del año en su nivel más bajo desde que se tiene registro. Especialistas advierten que esto no necesariamente se traduce en empleos de más calidad.

La brecha laboral y el desempleo extendido, indicadores clave para medir la necesidad de trabajo en el país, se posicionaron en mínimos históricos en el primer trimestre del año, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE).

En comparación con el trimestre previo, la brecha laboral disminuyó de 17.6 a 17.2%, con lo cual se ubicó en su nivel más bajo desde que se tiene registro. Este indicador engloba a la población desocupada, la subocupada y a los “disponibles” dentro de la Población No Económicamente Activa (PNEA) como proporción de la fuerza laboral potencial.

La brecha laboral llegó a un máximo histórico de 34.4% a mediados del año 2020 como resultado del impacto de la pandemia del Covid-19 en los niveles de ocupación. Pero desde julio de 2021 inició su tendencia a la baja.

El segundo indicador clave que refleja la necesidad laboral en el país es la tasa de desempleo extendido, la cual incluye a personas en desocupación y a los disponibles de la PNEA. En el primer trimestre del año, ésta fue de 10.7% y anotó un nuevo mínimo histórico.

El desempleo extendido alcanzó este nivel en buena medida por el comportamiento de la tasa de desocupación, la cual mantuvo en los primeros tres meses del 2023 su tendencia a la baja al pasar de 2.9 al 2.6% respecto del cierre del 2022, con lo cual también disminuyó a un registro sin precedentes.

“Esto puede reflejar una mayor participación en la economía debido a factores como la inflación o la necesidad de cubrir aspectos básicos que pueden incentivar a que la gente se una más rápido a la fuerza laboral. Pero todavía existe una población significativa de personas que podrían estar aportando a la economía y que por X o Y razón no tienen las oportunidades para hacerlo”, señala Ana Bertha Gutiérrez, coordinadora de Comercio Exterior y Mercado Laboral del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).

Para la especialista, uno de los factores que influye en la mejoría de los indicadores más amplios de la desocupación en el país es la dificultad de permanecer mucho tiempo sin ingresos, lo que genera una incorporación rápida a una actividad económica.

Desde la perspectiva de Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base, los mínimos históricos en demanda de empleo se deben a múltiples factores, entre los que destacan la alta inflación y un incremento en la oferta laboral por la inversión que se detona con el nearshoring.

“Las remesas qué reciben muchas familias han perdido poder adquisitivo y no alcanzan, la inflación se mantiene alta, y del lado de la demanda de trabajo, hay un efecto positivo del nearshoring en el mercado laboral, eso también nos da una tasa de desempleo en mínimos históricos”, expone.

En términos generales, en el primer trimestre del año se generaron 142,773 nuevos puestos de trabajo, este dato es resultado de un crecimiento en los renglones de trabajo subordinado y de empleadores, lo que compensó las poco más de 300,000 plazas que se perdieron entre el empleo por cuenta propia y el no remunerado.

Del total de puestos de trabajo creados en el arranque del año, el 64% se sumó a la formalidad. Y aunque el sector informal tuvo una ligera ganancia con 50,000 plazas, la tasa de informalidad laboral se mantuvo sin cambios con en un nivel de 55 por ciento.

Entre otros indicadores que muestran una mejoría en el mercado laboral se encuentra también la tasa de subocupación, la cual agrupa a las personas que ya tienen un empleo pero que tienen la necesidad de trabajar más horas. En el primer trimestre de este año, este indicador se ubicó en 7.3%, y aunque no es su nivel más bajo, sí es el mejor dato desde que comenzó la pandemia. En el arranque de 2000, éste fue de 8.4 por ciento.

“Ya habíamos visto una recuperación en la participación laboral, pero nos llamaba mucho la atención la subocupación, porque eso nos muestra las personas que trabajan, pero tienen la necesidad de ofrecer más horas, y viendo este indicador, realmente podemos darnos una idea de cuando realmente se recuperan las condiciones y la calidad del empleo”, opina Brenda Flores, analista de la organización México ¿Cómo Vamos?

El dinosaurio sigue ahí

A pesar de la mejoría en los indicadores clave, el mercado laboral mantiene problemas estructurales, principalmente por los altos niveles de informalidad, coinciden las especialistas consultadas.

Gabriela Siller puntualiza que la tasa de informalidad “sigue siendo preocupante”, y aunque ha tenido ligeras reducciones, su nivel aún es superior al 50% de la población ocupada.

“Esto implica que las personas que entran al mercado laboral se incorporan a la informalidad; no entran al mercado formal porque no hay suficientes puestos de trabajo ahí. Sí han mejorado los indicadores laborales, pero estamos lejos de un óptimo”, indica.

En este sentido, Ana Gutiérrez considera que la estructura del mercado laboral les impide a las personas mantenerse por tiempos prolongados en un proceso de búsqueda de empleo, un factor que influye en que “a veces las personas acepten trabajos que no necesariamente tienen las mejores condiciones, y eso explica en parte –no totalmente– la informalidad”.

La reducción de la brecha laboral es un buen indicador, opinan las especialistas, pero el reto es que este dato sea sostenible, y para ello es necesario incentivar la inversión para seguir reduciendo la población no económicamente activa.