(PAU MESSEGUER GALLY. EXCÉLSIOR)
En política se dice que “los espacios se llenan”. Pero ¿ocurrirá lo mismo en el comercio internacional? En los últimos meses, el panorama global ha estado en constante cambio y la incertidumbre sobre el rumbo del comercio y la economía hacia el cierre del año aún es alta. Lo único claro es que el escenario no será el mismo que conocimos hasta 2024. En este nuevo entorno habrá quienes pierdan, otros que pierdan menos y algunos que incluso logren ganar tras la tormenta. ¿Podrá México posicionarse en este último grupo y aprovechar las oportunidades emergentes?
El presidente Trump ha expresado su intención de reindustrializar Estados Unidos para reducir su déficit comercial global. Sin embargo, este proceso —de concretarse— podría tomar varios años. En el corto plazo es más probable que observemos una reconfiguración de los proveedores de Estados Unidos.
Un antecedente reciente de esta reconfiguración es la guerra comercial iniciada por Trump, en 2018, contra China, que escaló a varias rondas de imposición de aranceles entre ambos países. Esto resultó en cambios significativos en las cadenas de suministro. Por ejemplo, China pasó de representar 21.9% de las importaciones estadunidenses en 2017 (antes de la guerra comercial) a 13.5% en 2024. Durante este mismo periodo, las importaciones totales de Estados Unidos crecieron en promedio 1.2% anualmente. Es decir, Estados Unidos no redujo sus importaciones, sino que cambió de proveedores. Los espacios se llenaron.
México fue uno de los países que más se benefició de este proceso, al aumentar su participación en las importaciones estadunidenses de 13.4 % en 2017 a 15.7 % en 2024; superó incluso a China como el principal socio comercial de Estados Unidos. Aunque sería arriesgado atribuir todo el crecimiento de México a la pérdida de participación de China, factores como la firma del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), y la reconfiguración de proveedores desempeñaron un papel clave en el crecimiento de las exportaciones mexicanas. Sectores como la fabricación de equipo de cómputo y muebles muestran una notable caída de China y un aumento significativo de México. En otros sectores, como bebidas, tabaco y equipo de transporte, aunque la participación de China no cambió de manera considerable, México logró ganar terreno, algo posiblemente más asociado con el T-MEC.
Ahora, con un nuevo giro proteccionista en Estados Unidos, ¿se repetirá este fenómeno? En el corto plazo parece posible, mientras los consumidores estadunidenses mantengan sus hábitos y las empresas que dependen de insumos importados no transformen radicalmente sus procesos. Según el Fondo Monetario Internacional, el contexto actual —marcado por niveles de incertidumbre comparables con la pandemia o el Brexit— podría representar una oportunidad para ciertos países y sectores, siempre y cuando Estados Unidos no logre la autosuficiencia total.
La gran pregunta es si México estará preparado para llenar nuevamente los espacios que se abran con esta nueva oleada de aranceles. Su capacidad para hacerlo dependerá de su competitividad e inversión en infraestructura, y de que Estados Unidos no imponga nuevas barreras. Además, la próxima renegociación del T-MEC podría introducir requisitos adicionales que obliguen a México a fortalecer sus capacidades productivas. Sólo así podrá capitalizar las oportunidades y evitar que éstas se conviertan en obstáculos.
En resumen, el comercio internacional está experimentando una transformación que, aunque es incierta, podría traer nuevas oportunidades para algunos países. Para que México aproveche este momento será fundamental mejorar su competitividad, infraestructura y capacidad productiva, al tiempo que fortalece su mercado interno. Estas ideas están contempladas en el Plan México de la actual administración, por lo que será crucial avanzar en la planificación y ejecución de lo que en su momento se llamó una “carta de navegación para la nueva era”. ¿Podremos llenar los vacíos?
*Director de Análisis Económico de Multiva
