JOANA MAYEN. EXCÉLSIOR
América Latina posee el 52% de las reservas de litio en el mundo, sin embargo, el desarrollo de yacimientos y producción está muy por debajo de su potencial, mientras que en el caso específico de México es una industria que está en una “fase muy inicial”.
Durante la presentación del estudio Extracción e Industrialización del Litio, Jeannette Sánchez, directora de División de Recursos Naturales de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), aseguró que el principal reto para el país es el desarrollo de tecnología que permita la explotación de yacimientos “en arcillas litosferas”, además de que será necesario el apoyo del gobierno federal y su flexibilidad para que estos proyectos se realicen en conjunto con la iniciativa privada.
La industria del litio apenas está en una fase muy inicial, eso no significa que no deba prepararse, tomar medidas, adecuar sus normas y regulaciones, así como plantear una visión ante este recurso. El potencial existe, hay incertidumbre tecnológica porque en el caso de México las reservas son de arcilla”.
Dijo que la mayor oportunidad del país tiene que ver con el desarrollo que ya presenta el sector automotriz, que está evolucionando hacia las unidades electrificadas.
México hace bien en adecuar su normativa y preparar su institucionalidad para enfrentar la demanda del mineral a nivel interno, regional y global”.
En el estudio, la Cepal detalla que la región está aportando solo el 31% de la producción mundial, pues su participación es aún menor en el resto de la cadena de valor, es decir, su refinamiento e incluso la fabricación de baterías, toda vez que es una industria que actualmente está siendo dominada principalmente por China, seguida de Japón, Corea del Sur, Estados Unidos y Europa.
José Manuel Salazar, secretario ejecutivo de la Cepal, aseguró que los países con mayores reservas son Chile, Argentina y Bolivia, mientras que México y Brasil tienen depósitos menos extensos.
Sin embargo, el potencial de beneficio económico podría alcanzarse en la región si se logra aumentar la extracción y el refinamiento, pues esto permitiría la creación de nuevos empleos, ingresos fiscales e incorporarse a la cadena de valor de las baterías de litio, dirigidas principalmente para la industria automotriz.