(LETICIA SÁNCHEZ MEDEL, MILENIO DIARIO)
Fueron tres años dedicados a la investigación, documentación y búsqueda de obra para conformar Santos Balmori. La huella indeleble, que ofrecerá al público la oportunidad de adentrarse al firmamento creativo, ideológico y personal del hombre que en los inicios de la Guerra Civil Española recurrió al presidente Lázaro Cárdenas para ayudar al pueblo español y acoger a 500 niños que llegaron a México el 7 de junio de 1937.
Gerardo Traeger, quien promovió esta exposición integrada por alrededor de 300 obras, entre ilustraciones, carteles, murales, pintura de caballete, diseño de vestuario y escenografías, cuenta que a los 19 años conoció al artista, estableciendo una sólida amistad que duró hasta su deceso.
Por eso Traeger se dijo muy entusiasmado con esta exhibición organizada en el Munal y cocurada por Teli Duarte, una de las más reconocidas investigadoras de arte del INBAL.
Roce internacional
Traeger indicó que a Santos Balmori, quien nació un 26 de septiembre, no le interesaba la fortuna ni la fama, era el hombre más sencillo del mundo, un caballero, un profundo sabio y un místico.
“Él decía que el éxito de un artista se da en el estudio, todo lo que pase con la obra una vez que salga por la puerta, es problema de otro. Sostenía que el valor, el éxito, la fama, se la darían otros: ‘lo que tengo que hacer es pintar’”.
Las personas que acudan a la exhibición en el Munal se encontrarán con piezas nunca antes vistas, pero sobre todo conocerá al pintor, dibujante, teórico del arte, maestro y promotor de la danza, nacido en Ciudad de México de madre tlaxcalteca y padre andaluz, que salió del país a los cinco años de edad para residir en España, dos años después de la muerte de su madre, detalló Teli Duarte.
Siendo adolescente, tras la muerte de su padre en 1918, se embarcó a Madrid, donde se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, un año después fue a París a estudiar en la Academia de la Grande Chaumière.
Ahí hizo contacto con el escritor Henri Barbusse, quien lo invitó a colaborar en la revista Monde, en la que coincidió con personajes como Albert Einstein, Miguel de Unamuno y Rabindranath Tagore, por quien conoció y pudo dibujar a Gandhi. Esa obra forma parte de la exposición, que consta de seis núcleos temáticos: Gabinete personal; Europa, carteles e ilustración; Artes escénicas; Época negra; Mujeres; Educación, alumnos y trazos, además de Espacios y tensiones.
Balmori expuso su obra en París y en Bruselas. En 1934 lo hizo en el Museo de Arte Moderno de Madrid, España, donde fue arrestado y encarcelado por estar en contra de la dictadura de Franco, pues hizo carteles contra el fascismo y pintó cuadros como Guerra civil, de 1935. Posteriormente fue liberado y huyó a tierras mexicanas para evitar ser fusilado.
Artista de formación internacional, que estableció relación con Amedeo Modigliani, entre otros, en México fue rechazado por la Escuela Mexicana de Pintura, esto lo obligó a dedicarse a la docencia pero sin renunciar al arte, de hecho pintó obra mural que en su mayoría se perdió en los sismos de 1985.
Prácticamente lo echaron de Bellas Artes
En 1989, ni una semana permaneció la exposición retrospectiva Homenaje a Santos Balmori en su 90 aniversario cuando el Estado de la Mayor Presidencial descolgó las obras, prácticamente las echaron a la calle, sin embalarlas. Fue organizada por el entonces recién creado Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
María Fernanda Matos Moctezuma, quien en ese momento era directora del Museo del Palacio de Bellas Artes, quiso intervenir pero le fue imposible; no sabía cómo disculparse con el artista, relata Gerardo Traeger.
“A los cuatro días de inaugurada la quitaron, pese a que estaría cuatro meses exhibida. Llegó el Estado Mayor Presidencial y señaló que no querían ningún cuadro por motivos de seguridad. Yo recogí los cuadros de la banqueta, me los llevé en una camioneta y, con la lista que me dio Fernanda Matos, avergonzada y llorando, empecé a devolverlos a los coleccionistas, galeristas y museos. Sus alumnos le mandaron una carta a Carlos Salinas de Gortari por el atropello pero nunca recibieron respuesta”.
Al avisarle al maestro Balmori lo sucedido, solo dijo: “No sé por qué siempre me pasan estas cosas, no sé por qué siempre me hacen esto’”.
Traeger dijo que en años recientes insistió para que se le rindiera homenaje tanto en el Palacio de Bellas Artes como en el Museo de Arte Moderno, pero sus los directores de ese momento, Miguel Fernández y Sylvia Navarrete, rechazaron la propuesta.