No salvará a México regreso a proteccionismo de 1970

(EL NORTE)

Una de las preguntas más importantes que Donald Trump planteó al mundo es qué reemplazará el proceso de globalización que moldeó la economía mundial durante medio siglo. México acaba de dar un paso hacia la respuesta, y el nuevo paradigma que propone no parece prometedor, indicó Eduardo Porter en un artículo de opinión en el Financial Times.

Porter señaló que el mes pasado, la Presidenta Claudia Sheinbaum anunció un aumento de aranceles de hasta el 50% sobre las importaciones de países con los que México no tiene un acuerdo comercial. La lista incluye, en particular, a China, pero también a Corea del Sur, India, Indonesia, Tailandia, Rusia y Turquía. En total, estos aranceles afectarán aproximadamente 52 mil millones de dólares en importaciones mexicanas, aproximadamente el 8.6% del total.

Pero este nuevo proteccionismo, dijo, supone una ruptura radical con el modelo económico abierto que moldeó la política mexicana durante el último medio siglo, orientándola hacia la sustitución de importaciones con productos nacionales para impulsar la industria nacional. Si bien este cambio podría parecer una señal de los tiempos, México ya intentó algo similar hace décadas, y fracasó.

De hecho, la nueva política de Sheinbaum se asemeja a una etapa anterior de “sustitución de importaciones”, adoptada por países de América Latina desde la década de 1950 hasta la de 1970, señaló Porter autor de “American Poison” y “The Price of Everything”.

Mencionó que dicho experimento culminó en una crisis de deuda masiva que marcó el comienzo de un período de declive económico conocido en toda la región como la “década perdida”.

Las barreras comerciales fomentaron la proliferación de pequeñas empresas ineficientes que abastecían el mercado interno con productos de baja calidad, a la vez que desalentaban la inversión necesaria para desarrollar industrias competitivas y orientadas a la exportación.

La productividad se estancó mientras el clientelismo y la corrupción prosperaban, pues las empresas buscaban mayor protección y apoyo gubernamental.

Es comprensible que México intente por todos los medios alinearse con los apetitos proteccionistas de Trump y su desconfianza hacia China. Sin embargo, dada la historia de México, es poco probable que la nueva estrategia funcione.

El plan contiene muchas ideas absurdas. Pretender que las empresas mexicanas abastezcan la mitad del mercado nacional de textiles, calzado, muebles y juguetes es bastante retrógrado, indicó.

“También lo son los planes para desarrollar un modelo nacional de vehículo eléctrico tras muros de contención para mantener alejados a los chinos”, dijo.