Nos guste o no los veganos están cimbrando la producción de carne animal

(NANCY MALACARA. EXPANSIÓN)

El cambio fue de tajo. Aunque la nutrióloga le dio la opción de eliminar gradualmente la carne de su dieta, Jetzabel Teyer se negó. Su aversión a la proteína animal surgió al descubrir prácticas dolosas que ocurren en la industria cárnica: espacios sucios y estrechos, jaulas restrictivas, inseminación artificial y métodos de sacrificio que causan sufrimiento extremo. “

A mí sí me gustaba la carne, pero al ver que la forma en que tienen a los animales es muy cruel, estaba segura de que sí podía dejar de comerla al instante y así lo hice. Llevo dos años siendo vegetariana y cuido mucho lo que compro; por ejemplo, que sean productos y empaques sustentables”, cuenta.

La joven, quien es consultora supervisora en sustentabilidad en una agencia de comunicación estratégica, decidió no ser vegana porque, de vez en cuando, consume quesos orgánicos y huevos de libre pastoreo. Sin embargo, en su familia también hay veganos.

Mariana Vega, por otro lado, es carnívora. Pero la correctora de estilo independiente no pierde oportunidad de probar alimentos para veganos o vegetarianos. Su pasillo favorito del supermercado es el de los productos orgánicos, mientras que su hamburguesa predilecta es la de quinoa y verduras que lanzó Carl´s Jr.

“No soy vegetariana ni vegana, aunque a veces consumo ese tipo de alimentos. Los compro porque me gustan y porque considero que incorporar otras opciones sostenibles en mi dieta contribuye a mi bienestar general, sin comprometer mi flexibilidad en la elección de alimentos”, expresa.

Aunque ambas entrevistadas presentan hábitos distintos de consumo, tienen algo en común: la apertura a probar alternativas alimenticias a base de plantas, en un contexto en que las empresas de este sector quieren llegar no sólo a la población vegana y a la vegetariana, sino a los consumidores en general que buscan alimentos saludables, pero con más ética y responsabilidad en las cadenas de suministro.

Elena Benítez, directora de la agencia de experiencias de marca Gerundio, observa que, a diferencia de hace algunos años, hoy se percibe una creciente conciencia y demanda de los consumidores hacia lo saludable, la sustentabilidad, la transparencia y la ética en las prácticas de las marcas, sobre todo, por parte de las nuevas generaciones, que tienden a cuestionar el statu quo y a ir en línea con sus propósitos y su forma de ver la vida.

Nuevo hábitos

En el estudio ‘Descifrando las nuevas formas de comprar alimentos’, que realizó Gerundio este año, se encontró que cuando se menciona “alimentación sustentable”, lo primero que los jóvenes asocian son conceptos como orgánico, consumo local, alimentación saludable y bajo impacto ambiental. Pero, al escuchar sobre “alimentación saludable”, las respuestas se enfocan más en frutas y verduras, una dieta balanceada y nutrientes esenciales, entre otros factores.

Las marcas que los consumidores tienen en mente para comprar productos más saludables, según el documento, son Nature’s Heart, Aires de Campo, Nestlé, Bimbo, Sanissimo, Eva, NotCo, Kellogg’s, Chobani, Lala, Quaker, Alpura, Granvita, Huevo San Juan, Danone, Nutrioli, Yakult, Oikos, Beyond Meat, Greengrass, Super Naturista, Birdman y Yema.

Sin embargo, Benítez puntualiza que cuando se trata de alimentación y salud, ya sea en plataformas en línea o en tiendas físicas, los consumidores experimentan una sensación de falta de apoyo, pues las plataformas suelen carecer de información suficiente, y las promotoras en supermercados no siempre están capacitadas para brindar una atención de calidad.

En respuesta a esta necesidad, los compradores muestran una preferencia por plataformas con interfaces amigables que les faciliten la visualización y la adquisición de productos de manera transparente y sencilla. Además, buscan información detallada sobre las condiciones de fabricación e ingredientes naturales para tomar sus decisiones de compra.

“Al decidir qué alimentos comprar, los consumidores –sin importar si son veganos, vegetarianos o carnívoros– expresan su preferencia por evitar costos elevados, químicos e ingredientes artificiales, así como la recepción de productos en mal estado”, comparte Benítez.

¿Qué hacen las empresas?

Las compañías tienen una oportunidad de negocio ante la aceptación de productos veganos por parte de los consumidores en general que están dispuestos a incorporar alimentos a base de plantas sin comprometerse a una dieta vegetariana o vegana.

Paloma Sevy, Client Partner Director de Kantar México, asegura que la diversificación de la oferta de productos a base de plantas o de ingredientes orgánicos influye en la disposición de los mexicanos a querer probar o adoptar otras opciones en su dieta diaria.

“Pero el consumo de estos productos va de la mano con su accesibilidad, las compañías que tengan prácticas sostenibles dentro de sus estrategias van a ser preferidas, siempre y cuando sus productos sean fáciles de conseguir, tanto en precio competitivo como en disponibilidad en los canales de compra”, señala Sevy.

La foodtech NotCo lo sabe, por eso, junto a la agencia Gut México, lanzó la campaña ‘Not So Happy Animals’ en la que cuestiona la representación de animales felices en los logotipos de productos alimenticios. La iniciativa evidencia la discrepancia entre estas imágenes y las condiciones reales que enfrentan los animales en la cadena de suministro.

Mediante el escaneo de algunos logotipos, como el de Pollo Feliz o Ala Porky, el usuario puede acceder a contenido en realidad aumentada que muestra un mensaje sobre el animal y una canción irónica. Al final de cada reproducción, aparece un enlace para conocer y adquirir los productos de NotCo hechos a base de plantas.

Sebastián Regiani, director creativo de Gut México, enfatiza que la intención no fue incrementar el número de veganos en México ni fomentar la polarización en torno a las preferencias alimenticias. Conscientes de que el mensaje podría generar divisiones, optaron por utilizar el humor como estrategia para iniciar una conversación y motivar al público en general a cuestionar las prácticas dentro de la industria cárnica.

“Claramente hay un objetivo de posicionamiento de marca, de penetración de mercado y de que nos prueben cada vez más consumidores. El año pasado hicimos un estudio y vimos que aquellos que prueban nuestros productos tienen un 97% de probabilidades de recompra”, agrega Andrea Santa María, Brand & Portfolio Manager de NotCo México.

La foodtech no compartió datos sobre la tasa de conversión, pero la campaña logró más de 38 millones de impresiones y un incremento del 30% en las ventas en autoservicios, mientras que ciona que su estrategia se centra en reconocer todos los sistemas alimentarios, ya que sus clientes están cada vez más interesados en la salud. Se ha superado la percepción de que lo orgánico no es tan sabroso; no obstante, la empresa B2B identificó que el reto para las marcas sigue siendo ofrecer sabor auténtico y nutrición de manera simultánea.

“Aquellos con un estilo de vida consciente no se intimidan por un mensaje directo sobre la realidad de la producción de alimentos. La campaña aborda la temática de manera simpática y confrontativa, siendo coherente con la marca. Este diálogo ya no asusta tanto como antes; es gradual, pero, eventualmente, todos acabaremos probando este tipo de producto”, comenta Benítez.

Desde su trinchera, la empresa de saborizantes Kerry reconoce los cambios en los hábitos de consumo y las nuevas preferencias de los consumidores, a pesar de no venderlos directamente. Alejandra Rullán, Sustainability, Nutrition Lead Latin America de la empresa, menciona que su estrategia se centra en reconocer todos los sistemas alimentarios, ya que sus clientes están cada vez más interesados en la salud.

Una cuestión de precios y sabor

Se ha superado la percepción de que lo orgánico no es tan sabroso; no obstante, la empresa B2B identificó que el reto para las marcas sigue siendo ofrecer sabor auténtico y nutrición de manera simultánea. Rullán también reconoce la importancia de la sustentabilidad en esta ecuación, así como el precio.

“Aunque un producto puede ser delicioso y respetuoso con el planeta, si su precio es elevado, las ventas se ven comprometidas. Es una ecuación compleja en la cual el costo debe ser considerado, ya que, de lo contrario, los consumidores podrían admirar la propuesta pero no poder acceder a ella”, dice.

Mateo Montes de Oca, codirector general de Thanks Agency, tiene otra lectura. No todas las empresas están ajustando su operación y su discurso. Si bien algunas marcas han entendido la relevancia de ser sustentables, otras todavía no lo son o cometen prácticas que caen en el washing o intento superficial de aparentar un compromiso sustentable.

“Pero el washing no es sostenible a largo plazo. Las marcas deben ir más allá de las palabras y respaldar sus mensajes con acciones concretas. Los consumidores esperan que más marcas se sumen a esta tendencia al comprender la importancia de la autenticidad y la acción en la construcción de una imagen más responsable”, afirma el directivo.

@NancyRosally

(Itzel Garcia / iStock)