Prioridades de la estrategia nacional de seguridad de EU

(ENRIQUE DUSSEL PETERS. LA JORNADA)

Después de casi un año de que Donald Trump iniciara su segunda presidencia, hace algunos días Estados Unidos presentó su “Estrategia Nacional de Seguridad”. Es un documento de enorme trascendencia a corto, mediano y largo plazos, y plantea un profundo cambio de paradigma en su autocomprensión global, destacando el explícito reconocimiento de no continuar con sus pretensiones globales ante la competencia con China y la búsqueda de recuperar al continente americano a través de una nueva versión de la Doctrina Monroe ¿Cuáles son sus prioridades y qué aspectos son relevantes para México? Al menos cuatro son significativos.

Primero. Partiendo de que Estados Unidos es “la mejor y más exitosa nación en la historia de la humanidad”, su política exterior y estrategia de seguridad nacional debieran concentrarse en la “protección de sus intereses nacionales fundamentales”. A diferencia de anteriores estrategias de las élites de EU que históricamente enfatizaron el “globalismo” y el libre comercio mediante una “red de instituciones internacionales” y trasnacionales, en muchos casos en contra de los propios intereses estadunidenses y de la “soberanía de los estados individuales”, la nueva estrategia enfatiza la protección de sus fronteras (en aras de “parar en vez de facilitar” la migración), crear la “más robusta base industrial” y energética, y continuar siendo “el país más avanzado e innovador científica y tecnológicamente del mundo”. EU exige un sustantivo incremento en su gasto militar (cercano a 5 por ciento de su PIB). En materia de “seguridad económica” el documento destaca la relevancia del comercio balanceado, el acceso a materiales y cadenas de valor críticos, así como a hacer uso del dominio del sector financiero estadunidense.

Segundo. El documento es devastador en su crítica a la Unión Europea –como institución que limita la soberanía de los estados individuales– y a su declive y su potencial “desaparición civilizacional” ( civilizational erasure). Su incapacidad de hacer frente a la invasión rusa en Ucrania refleja su “falta de autoestima”; no obstante, los vínculos estratégicos, culturales y “sentimentales” con Europa permitirán que EU “ayude a corregir su actual trayectoria”.

Tercero. Para el continente americano el documento propone una actualización de la Doctrina Monroe (América para los americanos). Reconociendo que relegó al continente recientemente, Washington buscará reforzar su presencia en la región y explícitamente contra “competidores no hemisféricos” que busquen controlar activos estratégicos desde la perspectiva de los “intereses de seguridad de Estados Unidos”. La nueva estrategia le dedica al continente particular atención bajo los objetivos de “alistarse y expandirse”, es decir, reclutar “campeones regionales” en los rubros de la seguridad nacional de EU (por ejemplo, en torno a la migración, el crimen organizado y procesos de nearshoring). La presencia militar en la región también se renovará con énfasis en el control de las costas y la marina en sitios estratégicos del continente. El uso de aranceles, la “diplomacia comercial” y los “acuerdos comerciales recíprocos” serán instrumentos prioritarios hacia la región. Respecto a la expansión estratégica de EU en la región, los objetivos buscarían recuperar el control militar, de infraestructuras críticas como puertos y el acceso a activos estratégicos existentes. Todo lo anterior reconociendo la creciente presencia de “ciertos actores extranjeros”.

Cuarto. En materia económica el documento dedica un largo apartado a China. Enfatiza que Estados Unidos ha logrado contener la presencia del comercio exterior con China desde la primera presidencia de Trump en 2017. El diagnóstico enfatiza que EU deberá terminar con los subsidios predatorios chinos, el robo de la propiedad intelectual, amenazas al acceso de materias primas críticas y las exportaciones de precursores del fentanilo. La sección reconoce la creciente presencia de China en el Sur Global, en Asia y el Mar del Sur de China. Dos países son señalados en este contexto: India, con su potencial impacto en la región del Indo-Pacífico y México. México es el único país de América Latina que es señalado en dos ocasiones: por un lado al convertirse en un trampolín de las exportaciones chinas a Estados Unidos y, por otro, en que debiera adoptar “políticas comerciales que ayudarían a rebalancear la economía china hacia el consumo interno” ante su masivo déficit comercial.

Las implicaciones de la nueva estrategia de seguridad nacional son de la mayor relevancia para países como México. Por un lado, destaca que las históricas estrategias estadunidenses del libre comercio y de la nación más favorecida, incluyendo aspectos de desarrollo y reciprocidad, son cuestión del pasado. Se trata de una renovada Doctrina Monroe que busca defender su territorio “americano” haciendo uso de sus últimas ventajas absolutas en los ámbitos financiero y militar.

Su estrategia respecto a China resulta poco realista, confiando en una superioridad tecnológica y económica que se ha desvanecido en la última década. Para países como México los retos son enormes: Estados Unidos confía en acuerdos comerciales recíprocos –no tratados de libre comercio– con países alineados a sus intereses y en contra de China; espera que tomen medidas arancelarias en contra de China y ante su desfavorable balanza comercial. El Legislativo en México acaba de plantear significativos aumentos arancelarios a mil 463 fracciones en contra de países sin tratados comerciales con México.

¿Será coincidencia?

* Profesor del Posgrado en Economía y coordinador del Centro de Estudios China-México de la UNAM

http://dusselpeters.com