THE GUARDIAN
Un proyecto de investigación ‘profundamente controvertido’ ha establecido un conjunto de criterios para la ‘pornografía saludable’, con el objetivo de desarrollar ‘alfabetización pornográfica’ en adultos jóvenes.
Está la pornografía y luego está la pornografía “saludable”, según un panel de investigación interdisciplinario, que compiló una lista de criterios para ayudar a los jóvenes a detectar la diferencia.
El profesor Alan McKee, quien dirigió el proyecto, argumenta que a los adultos jóvenes se les debe enseñar “alfabetización pornográfica” para ayudarlos a “leer bien la pornografía” y buscar representaciones saludables y éticas del sexo.
Imagine cuerpos diversos, con diversas formas de hacer las cosas, desde navegar por la disfunción eréctil hasta negociar el consentimiento para torceduras y fantasías, en lugar de “estereotipos sexistas, racistas y capaces”.
“La pornografía no es homogénea”, dice McKee, investigadora de pornografía y directora de la escuela de arte, comunicación e inglés de la Universidad de Sydney.
Las determinaciones del panel se publicaron en el International Journal of Sexual Health, en un artículo revisado por pares que establece seis criterios para la pornografía saludable, junto con un plan de lecciones para adultos de 18 a 25 años.
Los criterios son: variedad de prácticas sexuales; una variedad de tipos de cuerpo, géneros y razas; una negociación de consentimiento en pantalla; producción ética; un enfoque en el placer para todos los participantes; y representaciones de sexo seguro..
McKee dice que, de la misma manera que la “guerra contra las drogas” fracasó , los enfoques de la pornografía al estilo de la prohibición también fallan.
La conversación actual en Australia es sobre “proteger” a los jóvenes de los daños de la pornografía, como si “toda la pornografía fuera igual e igualmente dañina”, dice.
“Mirando a los adultos jóvenes, de 18 a 25 años, si tiene un hijo en ese grupo de edad, no es muy útil decir que toda la pornografía es mala.
Esto se debe a que asume que “toda la pornografía… funciona de la misma manera”, lo cual no es cierto, dice McKee.
El año pasado, publicó el libro ¿Qué sabemos sobre los efectos de la pornografía después de cincuenta años de investigación académica?
La respuesta fue ‘no mucho’, porque la investigación académica siempre ha adoptado una visión monolítica; agrupar la pornografía violenta, desde los primeros días de vaqueros de Internet, la pornografía heteronormativa y la pornografía producida por directores queer, feministas o trabajadoras sexuales solitarias en plataformas como OnlyFans, todo en una sola categoría.
Para desarrollar los criterios, McKee reunió un panel Delphi, un grupo interdisciplinario de expertos en un tema en el que no hay consenso, que trabajaron juntos en el proyecto.
Si bien la pornografía se puede hacer para una gratificación hueca, sin tener en cuenta el bienestar, McKee escribe que la pornografía saludable en realidad puede contribuir al sexo seguro y libre de enfermedades, que en realidad ayuda a permitir un desarrollo sexual saludable.
Pero todo el proyecto es “profundamente controvertido”, dice McKee. Hay muchas personas que dudan de que cualquier material sexualmente explícito pueda ser benigno, y mucho menos benévolo.
Incluso “normal” deja entrar al diablo, dijo el Papa Francisco a sus millones de seguidores el año pasado, al tiempo que reconoció que se sabe que los sacerdotes y las monjas participan.
Los activistas contra la pornografía como Collective Shout argumentan que no se puede “blanquear” la industria de la pornografía
Tenemos que reconocer el uso de la pornografía por parte de los jóvenes y proporcionar educación.
Debbie Ollis, Universidad de Deakin
(El artículo de la revista señala que una limitación fue que no se incluyeron activistas contra la pornografía en el panel de Delphi, lo que podría haber afectado el resultado).
“Creo que es casi imposible”, dice Melinda Tankard Reist de Collective Shout, y agrega que la mayoría de los consumidores de pornografía quieren pornografía que presente violencia y degradación de las mujeres.
“No creemos que puedas mejorar esta industria y la gran mayoría de los consumidores nunca buscarán pornografía ética”, dice.
“¿Y quién decide qué es ético de todos modos?”
Por otro lado, la profesora asociada Debbie Ollis, investigadora de salud y sexualidad en la Universidad de Deakin que no participó en el panel, dice que es posible desarrollar pornografía “ética”. Pero ella no puede ver a la industria como un todo yendo de esa manera.
Los jóvenes deberían discutir temas de poder, suposiciones de género y violencia de género, dice, porque la investigación muestra claramente que “los jóvenes e incluso los niños acceden a la pornografía de manera intencional y no intencional”.
“Tenemos que reconocer el uso de la pornografía por parte de los jóvenes y proporcionar educación que pueda ayudarlos y guiarlos, con un marco que les ayude a entender lo que ven en la pornografía y cómo se relaciona con una ética de cuidado: cuidado de sí mismos y cuidado. para otros.”
McKee señala que existen conflictos y matices, incluso cuando los expertos están ampliamente de acuerdo.
La “mayor fuente de desacuerdo disciplinario” en el proyecto, escribe en el artículo, también fue el principio central: ¿qué es “saludable”?
“La palabra a menudo tiene una connotación moral, que se usa para vigilar el comportamiento de los grupos marginales o sin poder en la sociedad; por ejemplo, durante muchas décadas, la homosexualidad se describió como ‘malsana’”.
El panel también discutió si debería haber “representaciones de intimidad emocional durante el sexo”, lo que, según algunos, empujaría el sexo casual al lado “no saludable” del libro mayor.
McKee dice que la idea de que el sexo casual, o torcedura, es algo malo ha enturbiado gran parte de la investigación previa sobre los daños percibidos de la pornografía.
“Asume que el punto final ideal es una relación amorosa, casada, monógama y el sexo es solo para expresar ese amor o tener un bebé”, dice.
El panel de Delphi también discutió el criterio de que la pornografía debe ser puramente educativa y no excitante. Finalmente decidieron no hacerlo, determinando que la pornografía podría ser tanto educativa como excitante.
