Ramírez de la O: balance sin autocrítica

(MARICARMEN CORTÉZ. DESDE EL PISO DE REMATES. EXCÉLSIOR)

El secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, acompañado de los subsecretarios Gabriel Yorio y Juan Pablo de Botton, y el titular del SAT, Antonio Martínez Dagnino, participó ayer en la mañanera para presentar los resultados económicos y de finanzas públicas en el sexenio sin ninguna autocrítica, sin reconocer los problemas que más preocupan a los inversionistas y al sector privado en el manejo de las finanzas públicas por el elevado déficit público de 6% del PIB este año; la desaceleración económica y el estancamiento del empleo formal, así como los riesgos que implican las reformas judicial y administrativa.

Tampoco se refirió al hecho de que el sexenio de López Obrador será el de menor crecimiento anual del PIB en los últimos 20 años, inferior al 1% anual, y también el de menor crecimiento del PIB per cápita.

Lo que sí presumió el secretario de Hacienda fue lo que denominó los cuatro pilares de la transformación. El primero es el apoyo a ingresos familiares que, en efecto, se ha incrementado por los programas sociales y, aunque ni siquiera las mencionó, también por las “benditas remesas”. En total, con los 12 programas sociales de la 4T se han gastado o invertido 741,195 millones de pesos, menos, por cierto, que los 750 mil millones de pesos que se han gastado únicamente en el Tren Maya —que tendrá que ser subsidiado— y en Dos Bocas, que aún no refina petróleo.

El segundo pilar que mencionó Ramírez de la O es el desarrollo regional, con una inversión de 5 billones de pesos, en los que destacan Dos Bocas, el Tren Maya, aeropuertos, el Corredor del Istmo y hasta las Islas Marías.

El tercero, ése que denominó reforzamiento de oferta, destacamos el incremento real de 20.2% que, efectivamente, se registró con una mejor recaudación a los grandes contribuyentes sin subir tasas tributarias.

¿FINANZAS PÚBLICAS SOSTENIBLES?

Y, el cuarto pilar, las finanzas públicas sostenibles, que sí lo fueron hasta este año porque, aunque Ramírez de la O no lo mencionó, sí es un factor de incertidumbre el déficit público de 6% del PIB y no hay claridad de cómo logrará reducirlo a 3% del PIB en 2025 sin una reforma fiscal. Presumió mucho que la deuda pública como porcentaje del PIB creció “sólo” 4.9%, al ascender de 43.6% que la dejó Peña Nieto a 48.6 por ciento. Lo que no dijo es que este incremento en la deuda pública no se debe a programas de reactivación de la economía después de la pandemia, sino al gasto excesivo en las obras icónicas, cuya rentabilidad  está en duda.