(TERESO MEDINA. EL UNIVERSAL)
El tercer año del ejercicio de la LXV Legislatura arribó con un tema sobre la mesa que resulta fundamental y de un relevante interés, no sólo a título personal como Diputado Federal en defensa justa de las y los trabajadores, o para la Confederación de Trabajadores de México, organización obrera de la que soy Secretario General Adjunto; sino principalmente para las y los mexicanos; el cual es la iniciativa sobre la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales.
Esta demanda es un añejo anhelo de los trabajadores que tiene por lo menos 50 años. Desde que Don Fidel Velázquez Sánchez, histórico líder de nuestra organización obrera, la CTM, ya había puesto el tema sobre la mesa de Palacio Nacional, de manera concreta en el año de 1973, haciendo un llamado a una reforma constitucional que contemplara esta modificación, como parte del compromiso Cetemista por una mejor calidad de vida y mejores condiciones para las y los trabajadores; haciendo eco hasta nuestros días.
En esta ocasión son integrantes del Grupo Parlamentario mayoritario en la Cámara Baja, quienes han revivido y puesto al foco público dicha iniciativa, situación digna de reconocimiento, ya que, dejando todos los intereses particulares, sectoriales o de grupo a un costado, debemos de reconocer nuestro papel en el Congreso de la Unión, que es la defensa de los máximos intereses de las y los mexicanos y con ello la construcción de un nuevo proyecto de nación.
Esta iniciativa plantea un panorama digno y justo, buscando subsanar la deuda histórica existente con las y los trabajadores, en pro de mejores condiciones desde las laborales, sociales, económicas, educativas, culturales y hasta las personales, poniendo siempre en el centro de la persona el respeto a sus derechos laborales y humanos.
Sin embargo, esta propuesta no puede basarse solamente en las buenas intenciones, tenemos que encontrar los mecanismos adecuados para su correcta implementación y regulación, privilegiando el respeto a los derechos laborales, así como el pago salarial justo; encontrando el balance correcto entre trabajadores y empleadores, ya que esto no busca lacerar a las empresas o afectar la operación de los centros laborales, sino promover el progreso con una perspectiva social y humana, buscando que las y los trabajadores tengan mejor calidad de vida, pasando más tiempo con sus familias, descansando adecuadamente y permitiendo el tiempo para la recreación; situación que se reflejará en una mayor productividad al reducirse los niveles de estrés y con ello, mejorar también su salud mental.
Acorde a cifras de la OCDE del 2019, México es el país que más horas trabaja, con un promedio total de 2,137 horas al año. En contraste, el promedio de las horas trabajadas anualmente de los países que integran la OCDE es de 1,730. Teniendo México un 23 por ciento más de horas trabajadas, con respecto a la relación previamente presentada, y esto también genera un impacto directo en la productividad, misma que entre los años 2019 y 2020, presentó un decremento del 2.2%.
Estas cifras son de gran relevancia a la hora de tomar decisiones; ya que los datos duros no engañan, y nos muestran un espejo de la realidad fehaciente que se vive día a día en los centros de trabajo y de la manera que repercute en la vida y actividades personales de las y los trabajadores. De este modo, se refuerza la necesidad de una disminución en la jornada laboral, acorde a la misma tendencia presente, que distintos países alrededor del mundo han tenido, en pro de la salud y de la productividad; y que nos encausaría a un mayor progreso, visto desde distintas ópticas y planteado desde diferentes luchas.
El debate está activo, en los próximos días se definirá un curso más concreto de esta iniciativa, que tiene como principal motivación permitir el progreso de los derechos y beneficios justos para las y los trabajadores; mismo que es deber de las y los legisladores, y de un servidor, en mi carácter de defensor de la justicia social, promotor del Sindicalismo Responsable, Progresista y Democrático y sobre todo, como mexicano consciente de la realidad social y laboral del país, que busca las mejores condiciones posibles y seguir sumando desde la Cámara de Diputados a este compromiso con México.
Carreño, J. (1973). [Caricatura editorial] Revista Siempre!