Se pierde más agua por fugas que la que llega del Cutzamala: UNAM

(DIANA ZAVALA. EXPANSIÓN)

La escasez del agua se ha convertido en la realidad para cada vez más parte de la población mexicana, sobre todo en el Valle de México en donde desde hace años, algunas colonias han padecido de abastecimiento de este líquido, pero que en los últimos meses se ha convertido en una situación generalizada y más preocupante.

El fenómeno se debe a varios factores, el principal o atípico en este 2024 es la sequía que ha afectado al Cutzamala, que proporciona el 28% del suministro de agua a la Ciudad de México y sus alrededores, pero también por un acumulado de problemas que no se han atendido como la poca reutilización, una extracción mayor del subsuelo al agua que se recarga naturalmente por lluvias, y el mal estado de la infraestructura.

De acuerdo al estudio Perspectivas del agua en el Valle de México, elaborado por Agua Capital, Red de Agua UNAM y la Unesco, del total del agua potable que se distribuye para uso doméstico, 40% se pierde por fugas en las tuberías y 10% más no está contabilizada.

Esto es equivalente a 23 metros cúbicos por segundo, más que la cantidad de agua que suministra el Cutzamala, que en 2023 fue de 15.3 metros cúbicos por segundo, explicó Juan Pablo del Valle, presidente del Consejo Directivo de Agua Capital, en la presentación del análisis.

Cabe mencionar que el Sistema Lerma-Cutzamala es sólo una de las fuentes de abastecimiento de la capital del país, con 25% del total. La principal es el acuífero del Valle de México con 67% y ríos, así como manantiales, representan el 5%.

“La infraestructura de agua potable y alcantarillado, y sobre todo las tuberías, presentan malas condiciones físicas debido a la falta de mantenimiento, a que han rebasado su vida útil, a la deficiencia en la calidad de los materiales y procedimientos de instalación de las tomas domiciliarias”, explica el documento.

Esta situación es particularmente vulnerable en el Valle de México debido al tipo de suelo arcilloso que se encuentra en la zona y que a su vez afecta las tuberías y la calidad del agua, de acuerdo a Marisa Mazari, coordinadora del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones.

El fenómeno parte de un círculo negativo de daños a la infraestructura. Más del 60% del agua que se usa en la Ciudad de México se extrae de mantos acuíferos, pero se recarga de forma natural sólo la mitad, lo que causa el hundimiento del suelo de 10 a 40 centímetros al año. Lo que a su vez compacta el suelo y provoca presión en la infraestructura subterránea

Esto se agrega a otro tipo de infraestructuras que también se encuentran en condiciones deficientes.

“Un caso concreto es el sistema Cutzamala, que es una gran obra de infraestructura, pero que ya lleva 40 años de operación y que en la actualidad tiene altas deficiencias en su operación, en su mantenimiento, dado que ya excedió su vida útil de 20 años, y evidentemente esto también se refleja en los menores volúmenes disponibles para abastecimiento”, agrega Fernando González Villarreal, director del Centro Regional de Seguridad Hídrica bajo los auspicios de la UNESCO.

Para solventar el problema, entre otras medidas, el análisis recomienda la sustitución de tuberías de por lo menos la mitad del sistema del Valle de México —que mide 12,000 kilómetros— y el control de fugas en un plan de acción a 15 años, y que requeriría una inversión de 40,500 millones de pesos adicionales a lo que se destina en la actualidad a la infraestructura hidráulica y que ronda los 13,000 millones de pesos anuales.

La cifra es una doceava parte de lo que se ha presupuestado para la construcción del Tren Maya en los planes de gastos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) hasta este 2024 y que ya suman más de 500,000 millones de pesos.

Las fugas de agua en procentaje representan más agua perdida que la que llega del Cutzamala. (Fotoarte: Paula Carrillo / iStock.)