Por Jorge Castañeda
Miércoles 22 de Marzo de 2023 – 21:12
Dentro de la absurda disputa que compara concentraciones en el Zócalo, tienen razón algunas voces oficialistas. Es más importante detenerse a analizar el discurso del presidente del pasado 18 de marzo, que algunos hechos violentos como la quema de muñecos de titulares de uno de los poderes de la Unión. Retomo lo que me parece clave de su discurso:
“(…) hemos orientado nuestros recursos y esfuerzos para alcanzar la autosuficiencia (…) energética. Como aquí informó la secretaria de Energía y el director de Pemex, podemos asegurar que se está garantizando (sic) la soberanía petrolera, el año próximo no vamos a comprar gasolina ni diésel ni otros petrolíferos en el extranjero, vamos a procesar toda nuestra materia prima”.
La afirmación anterior es falsa y demuestra una visión anacrónica del mundo.
El Sistema Nacional de Refinación está lejos de cumplir con las necesidades nacionales de consumo de gasolinas. Como lo señaló el experto en temas energéticos Erick Sánchez Salas, en 2024 se estima que la demanda nacional de gasolinas sea de un millón de barriles diarios. Para producir esta cantidad, utilizando un rendimiento de 47% de las refinerías de EU del golfo, que son más eficientes que las nuestras, necesitaríamos procesar más o menos 2.2 millones de barriles de petróleo crudo al día. Con nuestros niveles de rendimiento, que oscilan 37%, necesitaríamos 2.8 millones de barriles para cubrir la demanda. Sobra decir que eso no va a pasar. Ni estamos cerca de producir esas cantidades —Pemex produce alrededor de 1.8 millones— ni tendremos la capacidad de procesamiento para eso, aún si terminan la refinería de Dos Bocas.
Pero el tema de “soberanía” y seguridad energética más relevante no es el del petróleo ni el de la gasolina, es el del gas natural. Este hidrocarburo es fundamental para la generación eléctrica, es más limpio y barato. El consumo ha aumentado significativamente por las nuevas plantas de generación de ciclo combinado y las necesidades de la industria, y cada vez producimos menos. De acuerdo con la Sener, al cierre de 2022 consumíamos 8,341 MMpcd, de los cuales 5,824 MMpcd son importados y 2,517 MMpcd son producidos en México. Y aunque esta idea va en contra de las creencias de algunos, esto está bien. Gracias a las obras de infraestructura —gasoductos— iniciadas en el sexenio pasado que Manuel Bartlett no quería pagar, la industria en el norte y centro del país tiene acceso al gas natural estadounidense, que es el más barato del mundo. Por eso 85% del gas natural que consume la industria y CFE viene de EU. Donde está el riesgo de seguridad nacional es en nuestra capacidad de almacenamiento. De acuerdo con el IMCO, hoy tenemos capacidad de almacenar 2.4 días de consumo. Si le preocupara al gobierno la supuesta soberanía energética invertiría en aumentar esta capacidad y no bloquear los esfuerzos del sector privado como ha ocurrido.
Lo más preocupante de la afirmación del presidente es que piensa que un modelo de autarquía es conveniente para el país bajo una premisa de supuesta “soberanía”. Nos conviene como nación importar el gas natural y aprovechar la infraestructura de refinación más eficiente del mundo, que están del otro lado de la frontera. Si de veras nos inquietara la “seguridad energética” invertiríamos en almacenamiento y generación, lo cual no ha pasado. Los datos están ahí para quien quiera verlos.
Mientras tanto, sigamos envolviéndonos en la bandera y llenando de significado discursos anacrónicos y que distorsionan la realidad.