¿Solución al desabastecimiento o falacia presidencial? AMLO inaugura su ambiciosa ‘megafarmacia’

(ANGÉLICA FERRER, CORRESPONSAL EN MÉXICO. SPUTNIK)

Calificada por el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, como la que posiblemente sea “la farmacia más grande del mundo”, este 29 de diciembre fue inaugurado el almacén con el que el Gobierno de México busca solucionar el problema del desabastecimiento de medicamentos, que afecta al país latinoamericano desde 2019.

Esta megafarmacia está ubicada en Huehuetoca, estado de México, en la zona centro del país. Según las autoridades, la elección de su ubicación se debe a su conectividad con carreteras como México-Querétaro y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).

El secretario de Salud mexicano, Jorge Alcocer, dijo en el evento de apertura que “la megafarmacia es la mega solución a la mega corrupción que imperó en la peor infamia, que es la comercialización de la salud”.

Asimismo, el mandatario de la nación latinoamericana agregó que otro problema fue que las instituciones mexicanas no podían adquirir medicinas en otras naciones. “Nos costó muchísimo trabajo reformar esa ley. Se oponía a poder comprar las medicinas, alegando que se afectaba la industria farmacéutica nacional (…) Pero no era eso, [lo decían] porque ellos tenían un monopolio”, dijo.

Ahora, refirió López Obrador, se pueden adquirir los tratamientos en otros países y a precios justos. “Con el mismo presupuesto, ahora alcanza para dar las medicinas gratuitas a todo el pueblo de México”, comentó.

Las características del proyecto

De acuerdo con el Gobierno de México, con este almacén se buscará satisfacer las necesidades de los pacientes que requieran cualquier clase de medicamento. Este proyecto está conformado por dos rubros: la megafarmacia y un Centro Federal de Distribución (Cefedis). Tiene capacidad para almacenar, en sus más de 94.500 metros cuadrados, hasta 286 millones de medicinas. Según López Obrador, el tamaño equivale a cuatro Zócalos de la Ciudad de México.

Previo a la inauguración, Alcocer indicó que, tras la compra bianual de 4.187 millones de piezas medicinales, en las que se invirtieron 219.000 millones de pesos (12.937 millones de dólares), estas serán incorporadas gradualmente a este depósito.

La manera en la que las autoridades mexicanas explicaron que funcionará es de esta forma:

La persona interesada llamará al 55 95 00 09 11, donde deberá tener lista su Clave Única de Registro de Población (CURP) y su receta.

Posteriormente, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) o el IMSS-Bienestar deberán dar respuesta en aproximadamente tres horas, esto por el tiempo en que verificarán la información dada por el paciente, dónde está exactamente la medicina y en cuánto tiempo lo pueden llevar al sitio requerido.

En caso de que no esté disponible el medicamento, la compañía Birmex requiere buscar con otras instituciones dónde se localiza el tratamiento. En este punto, solo tienen una hora para contestar a la persona.

Finalmente, se definen las rutas para surtir el medicamento y se corrobora que el paciente lo reciba.

Antecedentes de la ‘megafarmacia’

Desde finales de 2018, cuando inició el sexenio de López Obrador, diversas agrupaciones mexicanas han denunciado la falta de medicamentos en el país. Según Cero Desabasto, al menos en 2022, la mayor parte de la falta de medicinas estaba relacionada con tratamientos para atender padecimientos neurológicos, reumatológicos, de salud mental y cáncer.

Además, más de 15,2 millones de recetas no se surtieron efectivamente, solo tomando en cuenta las principales instituciones de seguridad social, como el IMSS o ISSSTE.

Sumado a ello, el extinto Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) mexicano anunció a inicios de 2023 que no obtuvo 27,9 millones de medicamentos y material de curación para estos meses y 2024. Entre los faltantes estaban los tratamientos contra el cáncer.

En febrero de este año, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) dio a conocer que el Insabi debía comprobar más de 751 millones de pesos (44,37 millones de dólares) de sus gastos correspondientes a 2021. En su informe, señalaron que existían deficiencias en las compras de medicinas, especialmente las destinadas a enfermedades oncológicas.

Pero los problemas no se detuvieron ahí. Ese mismo mes, el Instituto Farmacéutico México (Inefam) expuso que el sector salud del país latinoamericano dispersó más de 110.000 millones de pesos (alrededor de 6.508 millones de dólares) en adjudicaciones directas y, a pesar de ello, hubo graves problemas para abastecer los medicamentos.

Tras los escándalos, y debido a las exigencias de la población mexicana afectada, en agosto de este año el mandatario mexicano propuso crear un almacén donde se contara con todas las medicinas que existen en el mundo.

“Para darle una salida definitiva al desabasto, vamos a proponer [a los integrantes] del sector salud que se tenga una especie de farmacia (…), un almacén donde se tengan todas las medicinas (…) del mundo en cantidades razonables para que cuando falte en un hospital, [funcione] como un banco de reserva de medicamentos. Y lo vamos a hacer”, señaló en su conferencia de prensa del 2 de agosto.

Datos publicados por el Gobierno mexicano reflejan que, hasta este diciembre, el sector salud nacional cubre 98,2% de abasto de medicamentos requeridos por los mexicanos.

¿Realmente es una solución al problema?

Sin embargo, para cumplir con el abasto requerido de medicamentos en México, la megafarmacia podría no resultar suficiente, explica en entrevista para Sputnik el doctor en química por el Imperial College of London, Carlos Rius.

“Desgraciadamente, en el caso de los medicamentos, se toma una decisión sin una planeación previa. Siempre que se implementará algo novedoso o se desarrollará algún proyecto, se tiene que hacer una vialidad del mismo”, dice.

En esta situación, el experto comenta que los procesos para la producción, cuidado y distribución deben ser precisos y con personal certificado para cada paso, con el fin de salvaguardar los insumos médicos, cuestión que no se ha definido claramente por parte del Gobierno mexicano.

“Es muy complejo el sistema de distribución de medicamentos. Hay muchos de ellos que tienen fecha de caducidad más o menos corta; deben llevarse a los lugares requeridos bastante rápido y se necesita una sincronía entre la fabricación y el consumo” de los mismos, por ejemplo, los que requieren estar en la cadena de frío para evitar descomponerse“, explica.

Rius expresa que el gran almacén donde López Obrador ha prometido que estén todos los medicamentos del mundo es prácticamente imposible.

“Es una falacia porque cualquier medicamento que se esté produciendo en el mundo es muy distinto. No es lo mismo el que se hace en India que en China, Vietnam o Japón, por ejemplo. Además, todas las medicinas deben ser certificadas por la Cofepris [Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios] para garantizar que tengan la calidad adecuada y conocer exactamente su proceso de fabricación”, subraya.

Al ser cuestionado sobre una estrategia idónea para garantizar el abasto y acceso a las medicinas en México, el experto consideró que lo primordial es desarrollar la industria farmacéutica nacional, con el propósito de conocer, planear y fabricar los insumos requeridos.

Sumado a ello, “se debe hacer una programación a largo plazo de la demanda que habrá de diversas medicinas y reforzar la parte de tecnológica a nivel de compra del Gobierno”, concluye Rius.

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