(OMAR BRITO. MILENIO DIARIO)
Trabajadores estadunidenses “jalaron” y anclaron el muro flotante hacia su lado de la frontera, luego de que se demostró que ya invadían territorio mexicano las boyas colocadas por el gobierno de Texas en el Río Bravo para detener la migración irregular, de acuerdo con la propia la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA). Te recomendamos:
Este viernes se observó al menos ocho trabajadores con chalecos naranjas y dos retroexcavadoras alineando y anclando con unas planchas de cemento, los casi 350 metros que abarcan las boyas, para evitar que sigan avanzando.
Las enormes esferas de color naranja están unidas entre sí, con una especie de disco afilado para evitar que los migrantes las brinquen. Se encuentran instalados frente al paraje conocido como La Nogalera, de lado estadunidense, y de los ranchos El Molcajete y La Juntas, del lado mexicano; a unos cuatro kilómetros de los puentes fronterizos rumbo a Nuevo Laredo.
Ese punto ha sido reportado por autoridades de Estados Unidos como uno de los de mayor afluencia para el cruce irregular de personas, y en años pasados para el tráfico de drogas por parte del crimen organizado.
Llegar ahí no es fácil, hay que cruzar varios obstáculos que incluyen maleza y fauna peligrosa.
MILENIO recorrió la zona. Desde la carretera se puede avanzar en algún vehículo, pero kilómetro y medio antes del Río hay que caminar, brincar alambrados con púas.
Poco a poco, el camino se va convirtiendo en sendero y en algunos momentos ni eso. La ropa tirada en el camino es testimonio de cómo cientos de migrantes, cada día, están dispuestos a dejar todo atrás, “hasta la ropa interior dejan para pesar menos a la hora de cruzar”, dice Ramiro, uno de los vigilantes del rancho Las Juntas, que se encuentra frente al Río Bravo.
Él recorre diario la zona, recoge la ropa, desecha la íntima y la que está en condiciones la lava para darle uso.
“Yo no me meto con ellos, los veo pasar, veo que intentan, antes sí lo lograban, ahora hay tres hileras de enredaderas, púas y ahora esas bolas, pero lo que hacen es irse más pa’ allá“.
A unos metros de ahí, en el rancho El Molcajete, el sobrino del dueño, Roberto, es el vigilante y relata lo que ha visto en los últimos días.
“Sí se vinieron muy de este lado esas cosas (las boyas) ahorita yo creo que sí les llamaron la atención porque ya andan ahí operando y alineándolas adecuadamente o a su línea ¿Verdad? A su lado norteamericano. Está mal ¿verdad? Ellos no quieren que uno se arrime ni a pescar allá y ellos sí quieren venir aquí, nada más que ellos en vez de comida, pescan ilegales“.
Pero más allá del debate sobre qué lado están, la nueva barrera sigue ahí atentando contra la vida de las personas que cruzan y eso es lo que no se debe permitir, opinó el padre José Guadalupe Valdés, activista y defensor de los derechos humanos de los migrantes.
“Para mí las boyas flotantes son inhumanas y esto quiere decir que hemos de trabajar para que se supriman, no nada más que pongan en un lugar y creo que debemos unir voces a nivel internacional para que muchos países vean lo que se está haciendo y creo que aquí es importante el hacer conciencia, no solo a nivel local en piedras negras.
“Es con una excusa de seguridad nacional, sin embargo, el poner una situación en las que el migrante pierde la vida yo creo que es inhumano“.