(RODRIGO PACHECO. EXCÉLSIOR)
Hoy, la ciudad de San Francisco, en Estados Unidos, es testigo de una de las reuniones más importantes del año: el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Los reflectores estarán puestos, de manera predominante, en el segundo encuentro como líderes de sus respectivos países de Xi Jinping y Joe Biden. La última vez que se reunieron fue el año pasado en Bali, también en el contexto de APEC. En la reunión 2022 parecía que ambos países iban hacia un mejor entendimiento, hasta que un globo espía chino fue detectado en los cielos de Estados Unidos, por lo que hay que esperar que los componentes más radicales de ambos países busquen torpedear cualquier intento de acercamient
RELACIÓN DE TRES
Aunque México no lo busque, tiene un lugar importante en la relación entre Estados Unidos y China. Tanto empresas de Asia como de la propia Unión Americana quieren reducir su riesgo ante la nueva guerra fría y la fragilidad de las cadenas de suministro, lo cual se hizo evidente con la pandemia. Hoy, China ya es el segundo socio comercial de México por volumen, con un enorme déficit comercial que se explica por un gran volumen de importaciones de bienes intermedios de la nación asiática, integrándose a la cadena de valor mexicana en el marco del Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). Además, el problema del fentanilo involucra a China, Estados Unidos y México, por lo que se requiere que los tres países cooperen para atender el problema de manera integral.
ATERRIZAJE CHINO
El 63% de los parques industriales que están llegando a México provienen de China, Corea del Sur y Taiwán. Sin embargo, los jugadores chinos, que son la mayoría, no rentan sus parques industriales como es práctica internacional, sino que optan por comprarlos. Esta conducta obedece a la curva de aprendizaje de los empresarios chinos al salir al mundo, pero también a la desconfianza que les genera el país. El desembarco de empresas chinas en México se encuentra en una etapa temprana y va a ir tomando mayor velocidad, independientemente del grado de alejamiento o entendimiento entre el país asiático y Estados Unidos.
RECELO
Flavio Volpe, presidente de la Asociación de Manufactureros Automotrices de Canadá, expresó su preocupación por las inversiones en México de empresas chinas respaldadas por el gobierno de Xi Jinping, con la intención de tener un punto de entrada a la región del T-MEC, simulando el cumplimiento de las reglas del tratado. En el caso de Washington D.C., es obvio que están al tanto de esta dinámica, pero también la asumen como una válvula de escape tradicional para la proveeduría de sus cadenas de valor.
PROACTIVOS
La actitud del país respecto a China parece ser la de pretender que no pasa nada, lo cual, tarde o temprano, se convertirá en un problema. La próxima administración debe desarrollar una estrategia China-Norteamérica para lograr que las compañías asiáticas tengan confianza y, además, contraten más talento local en la administración y liderazgo, y no únicamente mano de obra poco especializada. Además, se requiere una comunicación muy activa con Estados Unidos y Canadá respecto al tema de la relocalización, para evitar malos entendidos y fobias. Obviamente, está el eterno pendiente de fomentar las exportaciones de productos de consumo diferenciados hacia la nación asiática, que, a pesar de estar en una fase de menor ritmo de crecimiento, sigue siendo un mercado de gran potencial. México no puede adoptar la estrategia de la avestruz respecto a la compleja relación con China.